lunes, 29 de diciembre de 2014

ACENTORES ALPINOS


Hace muchos años (pero muchos) estaba con unos amigos en el Puig Campana. Era invierno y había nevado. Uno de mis compañeros tiró restos de comida que le sobró (la clara de un huevo frito) y, a los pocos segundos, aparecieron unos pajarillos muy confiados. No había visto esa especie hasta entonces pero una rápida consulta a la veterana Peterson (una edición aún con láminas en blanco y negro) mostró que se trataba de acentor alpino (Prunella collaris), un ave ligada, como su nombre indica, a la alta montaña.

Acentor alpino.

Comentar esa observación tiempo después supuso alguna cara de incredulidad pero el paso del tiempo (es lo que tiene el tiempo) y más observaciones hizo que aquello no sonara a equivocación juvenil.

Hace unas semanas, el “Zaragozí’s Ringing Team”, compuesto en esa ocasión por Guille, José, Marta y Toni, capturó a una de estas aves en El Forat de Bernia y la anilló (metálica y PVC). Días después, ese ejemplar y otros fueron fotografiados allí por Juanma y José Julián.

Bernia.

Después de un nocturno e intrincado whatsappeo (¡hala! vaya palabrota) con Miguel Ángel y Jana, esta mañana me he ido solo para la Sierra de Bernia. De todas formas, y con la modernidad del whatsapp casi han tenido una retransmisión en directo de todo. 

El pronóstico del tiempo no era muy bueno. A la llegada el termómetro marcaba 2ºC (la alerta de hielo en la calzada del coche era amarilla) y el viento del norte provocaba una sensación térmica bastante más baja. Mochila a la espalda y en marcha, parriba, que la cabra tira al monte. Después de dejar la Font de Bernia la cosa se anima y empiezan las cuestas (sin piedad: ni una sola hacia abajo) y voy poco a poco subiendo por el perfectamente señalado sendero.

Font de Bernia.


Hojas de quejigo en el abrevador de la fuente.

Texturas en la roca.

Musgos, líquenes...

Cumpliendo con lo señalado en el cartel del inicio de la ruta, al cabo de una hora me encuentro en El Forat, curioso túnel que atraviesa la sierra de norte a sur (y de sur a norte, según camines, claro) y por él paso hacia la solana de la sierra.


La salida de El Forat hacia el Sur.

Y allí estaban los acentores alpinos. Veo hasta cinco de ellos.


El ejemplar anillado por el equipo de Toni.


Les tiro un poco de comida para atraerlos aunque ellos no tienen ningún miedo y van de un lado a otro, a veces pasando a un palmo de mis pies o se me quedan mirando a medio metro como diciendo "¿qué querrá este?". Sobre la comida, basándome en comentarios y bibliografía, les he llevado pan bimbo, galletas y grasa de cerdo (de esto último siempre he leído su uso en publicaciones anglosajonas) y los pajarillos han establecido sus preferencias según he deducido (y os transcribo) de sus cantos y conducta:

-Galletas (“hummmm… qué ricas”).

-Pan bimbo (“si no hay galletas… pues pan. Ya te podías haber estirado un poco más con las galletas ¡roñoso!”).

-Grasa de cerdo (“puagh ¡tú! ¿pero qué nos has traído? ¿tú sabes el colesterol del malo que tiene eso? ¿estás loco?”).



Paso un buen rato disfrutando de estas aves (y de un pareja alemana que iba a escalar y no sabían dónde (posiblemente, después de mis indicaciones en inglés sigan sin saberlo), otra pareja española que daba la vuelta a la Sierra, otros dos escaladores de origen desconocido (pero guiris) y, lo que ya me decide a levantar el culo, es un grupo (más bien, manada) de gente que llegan dando voces como si fuera un sindicato de aprendices de tenores. No me explico cómo se puede ir por el monte berreando. 

Con los pocos sitios silenciosos que nos quedan y siempre hay alguna horda vocinglera a la zaga.


Panorámicas desde El Forat.

Mochila a la espalda de nuevo y para abajo. Además, el tiempo está poniéndose más chungo. El viento fuerte y helado entra directo en El Forat. Salgo a la umbría y el cielo está feo. Pero feo, feo. El termómetro dice que ni frío ni calor: 0ºC. Poco después de iniciar el descenso, empiezan a caer granos de nieve granulada y helada. ¡Qué chulo! Minutos después aprieta y con el viento aquello forma una cellisca y cada vez que te da uno de esos gránulos en la cara es como si te dispararan balines (ya empieza a no ser tan chulo) pero, por suerte, dura unos diez minutos con aquella intensidad. Luego se vuelve más irregular y débil.



Va cuajando la nieve.

Selfie al parar la nieve. Antes de la llegada de los "modernos" le decíamos auto retrato.

Panorámica con Bernia a la derecha.

Llego al lugar donde he dejado el coche. Cae un ligero aguanieve.



Algunas plantas no saben que estamos en invierno y ofrecen sus flores.


Ahora para casa y a comprobar el resultado fotográfico de la excursión. Además he visto bastantes aves más, incluyendo un fugaz mirlo capiblanco, una pareja de collalbas negras y otra de águila perdicera.

No ha estado nada mal.


4 comentarios:

  1. Ya te digo... me ha encantado e rlelato de tus andanzas... Feliz año de un visitante silencioso pero seguro!

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    1. Muchas gracias por tus comentarios, François. ¡Feliz año lleno de pájaros!

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  2. Sempre habia cregut que "la berrera" es feia en el cor de la Natura...... Es que vos quexeu de tot!!!!! Amb lo sa que es obrir els pulmons amb dos bons crids al ewstil "Tarzan" a l'empar de les penyes de forat........ que bons records em porta això!!!...... ;-)

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  3. Al estil Tarzán? Si no arribaven ni a Chita!

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