sábado, 10 de diciembre de 2016

UN DÍA NEGRÓN (II)



Hay que aprovechar un pequeño rato libre e intentar ver a la rareza del año. El negrón siberiano (Melanitta stejnegeri) parece que continúa en La Marina, así que, apenas desayuno, salgo a ver si se mantiene en la zona, lo que al menos hizo el día anterior, según me informa Jana.

La primera alegría es la observación de 3 grullas comunes que volaban no muy altas sobre el Saladar de Agua Amarga. Van en dirección sur y las dejo atrás, sobre un cielo que ofrece un espectacular amanecer.

Al llegar, está aparcado el coche de Toni Zaragozí y lo veo en la playa junto a David Bañuls y Toni Mulet. Un ave oscura flota en la mar y ese debe ser el Negrón siberiano. Al acercarme me lo confirman. Una vez montado el telescopio ya no hay duda: ahí está.


Negrón siberiano.

El siberiano se dedica a dejarse mecer como un corcho, con aspecto adormecido. De vez en cuando, bucea en busca de comida. Las inmersiones duran bastante y cuando sale estira las alas para secarlas, dejando ver su gran franja blanca.



En la misma orilla.

Parece increíble que este animal haya llegado a nuestras latitudes. Es el segundo ejemplar citado en España.

Cormoranes, garzas reales (un bando de unos 40-45 ex.), gaviotas patiamarillas y reidoras se mueven por la zona pero un pequeño grupete de inquietos correlimos tridáctilos son los que más nos divierten con esa forma de correr todos a la vez escapando de las olas y sin dejar de picotear en la arena tras su desayuno. Todos a una nos miran girando la cabeza mientras pasan junto a nosotros.



Correlimos tridáctilos.

De ahí visita a Vistabella donde un bando de avefrías comunes nos llama la atención por la posibilidad de que entre ellas se encuentre el avefría sociable, lo que no ocurre. Vuela algún cernícalo y una gran águila al fondo que no podemos identificar. También algunas tarabillas comunes, lavanderas blancas, garcilla bueyeras...

De ahí me voy ya en solitario al centro de interpretación donde el nivel del agua se ha recuperado con las recientes lluvias. Antes de llegar un mochuelo europeo me observa con aire aburrido desde un poste. Nada especialmente llamativo aquí. Un bando de unos cincuenta moritos vuela de un lado a otro como si no estuvieran seguros de dónde posarse hasta que se pierden hacia el sur, al interior de El Hondo.


Moritos.

Varios ejemplares de porrón europeo, cuchara común, y tarro blanco comparten una de las charcas, donde también se dejan ver focha común, focha cornuda, martín pescador, garza real, garcilla bueyera o gallineta común. 12 flamencos dormitan al fondo visitados por varios zampullines chicos y cuellinegros mientras algunas cigüeñuelas y lavanderas blancas recorren la orilla, todos sobrevolados por varios aviones roqueros.

El agua ha vuelto.

Lavandera blanca.

Tarro blanco mirando a ver qué hay por ahí abajo.


Todos se quedan más o menos quieto al paso de un águila calzada y, poco después, de un aguilucho lagunero. Superado el peligro vuelve la actividad a la que se suma un bando mixto de correlimos comunes y menudos. El calamón no falla y se deja ver cerca de la vegetación. Ya a punto de volver a por el coche llegan en vuelo media docena de chorlitos dorados europeos y aterrizan en una de las orillas, muy cerca de los correlimos.

Contento por el rato pasado, vuelvo para casa sin más observaciones de interés.


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