lunes, 11 de junio de 2018

AVES Y DEMÁS PARIENTES EN LA FONT ROJA




Tarde de anillamiento el domingo 10 en el Màs de Tetúan, en el PN de la Font Roja, con Pep, Jana, Miryam, Abel, Javier y Pablo. Se colocan cuatro redes que nos permiten anillar un buen número de especies y ejemplares.


Precioso macho de pinzón vulgar.


Aprovechamos para controlar algunas cajas nido de las que controla Pep y en las que encontramos de todo. Una contiene un huevo de otra temporada, otra tiene muestras de depredación por garduña (arañazos en la parte superior, restos de plumas, etc.). Encontramos otra con pollitos muertos de carbonero garrapinos (probablemente también por la garduña) y, por fin, para nuestra gran alegría, una con “habitantes” vivos: pollitos de herrerillo común que rápidamente anillamos, pero que más rápidamente nos enamoraron.

Pollo de herrerillo común.

Comprobando las cajas.

Una bonita orquídea Cephalanthera rubra crece al lado de donde montamos el chiringuito para anillar las aves.

Orquídea Cephalanthera rubra.

Durante el tiempo que estamos anillando también podemos disfrutar de la observación y el canto de otras aves. Por ejemplo, un chotacabras gris nos sobrevuela con el sol ya cayendo en el horizonte, y que pronto inundará todo de una envolvente luz anaranjada.

Extrayendo aves de la red.


Miryam, hipnotizando.

La lista de aves observadas es esta:

Agateador común
Carbonero común
Carbonero garrapinos
Chotacabras gris
Herrerillo común
Herrerillo capuchino
Mosquitero ibérico
Mosquitero papialbo
Petirrojo
Pinzón vulgar
Reyezuelo listado
Verdecillo

Mosquitero ibérico.

Su "primo", el mosquitero papialbo.

Reyezuelo listado.

Puesta de sol.

Me recuerda a Apocalypse Now. Le pones unos helicópteros y olor a napalm y ya está.

Hay que hacer alguna foto del atardecer (y también a los que le hacen fotos) :D

Iniciada la noche regresamos pero por el camino aún nos detenemos varias veces. Las luces de los frontales iluminan a un par de arruís que parecen dudar qué hacer, pero que acaban cruzando la pista y desapareciendo al trote monte arriba. Un poco más adelante, un sapo corredor hace honor a su nombre y atraviesa el camino con tiempo de récord olímpico. Unos minutos después, escuchamos el croar de varios ejemplares más.


Sapo corredor.

Los ojos de una Lycosa hispanica brillan a la luz de los frontales, delatándola en el margen del camino. Sorprendemos a otra araña, una Eusparassus levantinus, dedicada a su deambular nocturno y a la que le hace poca gracia que la molestemos.

Eusprassus levantinus.

También andaba a sus cosas una joven garduña que apareció en el camino y que acabó perdiéndose en el bosque aunque pude sacar un vídeo que no llega ni a dos segundos.






Una tarde muy completa y amena.



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