martes, 5 de junio de 2018

DÍA DEL MEDIO AMBIENTE


Esto sí lo sabemos: la tierra no pertenece al hombre, sino que el hombre pertenece a la tierra. El hombre no ha tejido la red de la vida: es sólo una hebra de ella. Todo lo que haga a la red se lo hará a sí mismo. Lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. Lo sabemos. Todas las cosas están relacionadas como la sangre que une a una familia.

Jefe indio Seattle, 1854.





Es agridulce celebrar estos días. Por un lado siempre es bueno que se recuerde el medio ambiente pero, por otro, muy pocas veces tenemos buenas noticias que dar.

Estamos en una carrera cuya meta es desconocida pero sí sabemos que en ella está la supervivencia. Corremos pero no tenemos ni idea de hacia dónde. Solo sabemos que corremos. Ni siquiera sabemos el porqué. Y quizás estemos yendo hacia un precipicio cegados por nuestro propio bienestar.

La ciencia nos avisa: estamos entrando en la sexta extinción y nadie sabe hasta dónde llegará ni a qué especies alcanzará. El ser humano ha adquirido la capacidad de trasformar el planeta. Y lo está haciendo, consumiendo sus recursos. Y, además, no lo hacen todos los humanos, solo aquellos llamados “desarrollados”.

Y esa transformación puede tener un punto de no retorno, una gota que colme el vaso, esa mariposa que no aletee y no forme las lluvias en el trópico, ese trozo de hielo que altere las corrientes cálidas oceánicas, esa especie desaparecida sin que ni siquiera hayamos tenido tiempo de ponerle nombre…

No es que no nos quede medio ambiente, es que no nos queda ni dónde, ni cuándo, ni cómo, ni de qué vivir.




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