miércoles, 17 de julio de 2019

DE LA LUNA, LA ESTACIÓN ESPACIAL Y UN VISITANTE DESCARADO



Ayer, 16 de julio, se cumplían 50 años desde que la misión Apollo XI partió desde Cabo Kennedy para hacer que, por primera vez, el hombre pisara un mundo distinto a nuestro planeta. Días después, Armstrong y Aldrin caminaban por la Luna, mientras Collins los esperaba en órbita lunar para volver a la Tierra.

La Luna, recién salida.

Y también ayer la Luna fue protagonista al registrarse un eclipse parcial visible en nuestras latitudes. Con la idea de hacer alguna foto nos desplazamos a un punto de La Carrasqueta y mientras preparábamos la cena una escena se desarrollaba casi a nuestros pies.



Una avispa (avispón) Cryptocheilus alternatus arrastraba a una inmóvil araña Lycosa hispanica. A base de tirar de ella, la avispa la llevó hasta un agujero entre unas piedras y allí desaparecieron de la vista. Cryptocheilus es un ávido cazador de tarántulas (Hogna, Lycosa…) y nos dio una demostración de cómo maneja a sus víctimas.

Cryptocheiulus alterantus vs. Lycosa hspanica




La Luna empieza a asomarse por encima de la montaña del Cabeçó d’Or, cuyas peñas aún brillan con las últimas luces solares (de ahí el nombre d’Or -de Oro-) y nuestro satélite sale con un intenso color rojizo.


Pronto empieza a notarse la sombra de la Tierra “mordiendo” a la Luna y eso que apenas se empiezan a ver las estrellas más brillantes y algunos de los planetas, especialmente, Júpiter, que al ser observado con detalle (y prismáticos) muestra sus cuatro lunas más grandes, las llamadas “galileanas” (por Galileo, el primero en identificarlas), es decir, Ío, Europa, Ganímedes y Calisto.

Estrellas.

Empieza a ensombrecerse.

Y un poco más.

Para acabar de poner más interés en el firmamento, a las 23:04 está previsto el paso de la Estación Espacial Internacional (ISS), con un brillo notable y casi por el cenit del cielo nocturno. Eclipse,  aniversario de la misión Apollo XI y paso muy visible de la ISS hacen un buen repertorio astronómico.

El firmamento y la contaminación lumínica de Alicante y su comarca.

Pero seguimos con las sorpresas. Ya está completamente oscuro. Estamos cenando y haciendo fotos a una deliciosa temperatura de 19ºC cuando algo se nos acerca tan sigilosamente que no lo vemos hasta que está a menos de dos metros: un zorro joven. De hecho, pasa casi a nuestro lado sin que nos diéramos cuenta. Si alargáramos el brazo hasta podríamos tocarlo.

¿Qué hay de cena? Un poco más y se nos sienta en las sillas.

Y más cerca, a ver si pilla algo. Lo que vuela sobre el zorro es una mariposa nocturna.

Ha debido sentirse atraído por el olor de la cena y eso unido a que parece que tiene un hambre zorruna hace que el animal no se aleje, buscando aquellas cosas que le echamos y que devora allí mismo sin ningún tipo de miedo. Como mucho, se marcha (sin prisa) tres o cuatro metros pero cada vez que encendemos el frontal vemos sus ojos brillar y sus dos tiesas orejas atentas a nuestros movimientos, bueno, más bien a la cena.

Las patatas fritas no le gustan demasiado. Prefiere los saladitos. 



Pasamos una media hora tan entretenidos estábamos con el zorrillo que casi se nos escapa el paso de la ISS. Al final conseguimos pillarla, incluso “cruzándose” con la trayectoria de un avión comercial.

El trazo es la ISS, a 400 y pico kilómetros de altura y con 6 astronautas a bordo.

"Cruce" de la trayectoria de la ISS y un avión comercial.

Sigue el eclipse. Estamos llegando al momento de máxima ocultación.

Poco antes de la medianoche, recogemos los trastos y para casa.

Una noche muy interesante y divertida.


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