En el periodo Neolítico (6.000
a. C.-3.000 a.C. aprox.), los seres humanos dejan su forma de vida como
cazadores-recolectores y se establecen en poblados por la generalización de la
agricultura y la ganadería. Ahí comienza la verdadera transformación del medio
natural para el sustento humano y que, multiplicado enormemente (y hasta
excesivamente) ha llegado hasta nuestros días.
Esos iniciales y mínimos cambios
empezaron a influir en la fauna y flora.
Entre ellos tenemos al popular
gorrión común, un ave que fue
dependiendo cada vez más de los poblados humanos para su supervivencia,
posiblemente por la facilidad para encontrar alimento allí, como granos de
cereales, entre los que se encontraba el trigo que, llegado desde Oriente
Medio hacia el 5.000 a. C., se convierte en una de las claves de la
alimentación humana.
El caso es que los gorriones comunes
siguen desde entonces ligados a los pueblos y ciudades. Es raro verlos alejados
de los núcleos poblados. Hasta su nombre científico, Passer domesticus, indica
que es el “pájaro doméstico”.
Gorrión macho (izda.) y hembra (dcha.) capturados para su anillamiento.
Ejemplar juvenil, las boqueras lo delatan.
Macho en plumaje nupcial, de color mucho más intenso que fuera de esa época (foto inferior). Sobre todo, destaca la extensión del babero negro.
La inusual coloración de las mejillas es polen adherido al alimentarse en unas flores, con colores distintos según el tipo de polen (fotos superior e inferior).
El pico también puede variar de color.
Con una considerable longevidad (según datos de aves
anilladas, incluso de más de 19 años), su distribución
original estaba restringida a Eurasia pero, de forma intencionada o no, el
ser humano facilitó que colonizara el resto de continentes. Está presente
(además de en Europa, en América (excepto la zona ecuatorial), Asia central y
del sur, África del sur y oriental (y otras pequeñas zonas), Australia, Nueva
Zelanda (y otras islas de Oceanía).
Desde hace unos años sabemos
que está sufriendo un fuerte declive
en Europa. La caída poblacional ha hecho que desaparezca de algunas grandes ciudades europeas como Londres,
Hamburgo o Bruselas. Ese declive es mucho más
acusado en los núcleos urbanos que en las áreas rurales quizás porque no
han sufrido tantas transformaciones.
Según los datos del programa SACRE de SEO/BirdLife, el declive en España es de un 21% en una
sola década, lo que se traduce en 30 millones de gorriones comunes menos.
Los problemas que les amenazan
son la pérdida de lugares adecuados para nidificar por las tendencias arquitectónicas
y nuevos materiales de construcción que no dejan huecos y la mayor dificultad
en encontrar alimentos y que estos sean de calidad (sobre todo, proteínas), lo
que en época reproductora supone un menor éxito en la supervivencia de los
pollos.
La necesidad hace que utilicen cualquier agujero, aunque sea muy pequeño, para instalar el nido.
Conviviendo con los seres humanos y su basura.
A menudo frecuentan las terrazas de los bares, en busca de restos de comida. En la foto un macho sobre el respaldo de una silla.
Son aves muy curiosas, siempre pendientes de su entorno.
En el medio rural, la
utilización de productos químicos, el abandono de pueblos y la transformación
agraria se apuntan como los principales causantes del declive.
La aparición de especies exóticas invasoras también pueden afectar negativa a las poblaciones de gorriones comunes y otras aves. En la imagen, gorrión común y estrilda común.
Los aficionados a las aves a
veces menospreciamos a estas inteligentes aves frente a otras especies más
“espectaculares”, sin darnos cuenta de que el gorrión común es un ave, que por
poco que nos fijemos mínimamente, es realmente bonita e interesante y que, con
su desaparición, nos lanza un aviso: nuestras ciudades no son saludables, ni
para ellos ni para nosotros.
Para que no se me olviden estos simpáticos vecinos (algo imposible) me hecho esta súper camiseta estilo gorrionpunk 😂 y que me acaba de llegar.
Más info: https://www.avesdebarrio.seo.org/wp-content/uploads/2019/03/Informe_gorrion_AvesDeBarrio.pdf