Con final del verano y la llegada
del otoño no solo las aves comienzan la migración. Las libélulas también
inundan los campos en sus movimientos en busca de mejores climas.
Estos insectos realizan unos
vuelos con cambios de dirección y velocidad fascinantes, pudiendo volar hacia
atrás, en busca de insectos más pequeños como moscas y mosquitos de los que se
alimentan.
En el periodo Carbonífero
(220 millones de años) existió una “libélula” de 75 cm de envergadura alar.
Os dejo con unas fotos de varias de ellas, realizadas en Aigües.
Siempre me han atraído estos insectos que parecen saltadores de pértiga.
ResponderEliminarEs verdad. Su aspecto y forma de volar son fascinantes.
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