Hito paisajístico y referencia en la historia
de la ciudad Alicante, coronado por el Castillo de Santa Bárbara, el monte
Benacantil, con unas 34 has. es también un refugio de fauna y flora dentro de la
urbe. Un paseo por él siempre resulta agradable y para los que tenemos la
cabeza llena de pájaros supone una alternativa cercana para poder disfrutar del
canto y visión de las aves que lo habitan.
A modo de ejemplo, valga este pequeño paseo
de una hora con Toni Zaragozí y algunos de sus alumnos del colegio por las
cercanías de l’Ereta el pasado día 14.
Zona de acceso a l'Ereta.
Toni da explicaciones a sus alumnos sobre la aves que están viendo.
Entre la vegetación escuchamos el canto de
varias Currucas cabecinegras y podemos ver a los Verdecillos bebiendo en los
sistemas de riego por goteo. El cielo está compartido por Vencejos comunes (y
algún Vencejo real) y las Gaviotas patiamarillas que tienen aquí, desde hace
unos años, una colonia de cría.
Gaviota patiamarilla incubando en el Castillo de Santa Bárbara.
Los Jilgueros se dejan ver y escuchar por
varios lugares, aunque es el canto de los Mirlos comunes los que más resuenan.
Las Golondrinas pasan de dos en dos hacia sus próximos lugares de nidificación.
La Lavandera blanca busca su alimento en el
suelo, desplazándose con su característico movimiento de cola mientras corretea o camina. Mira por debajo
de los cipreses de Cartagena (Tetraclinis articulata), especie que sólo aparece en Europa continental
desde aquí hasta la Sierra de Cartagena y por el resto de arbustos, por si allí
se esconde algún pequeño insecto.
Los Gorriones comunes (aunque son cada vez menos "comunes") están en continuo ir y venir en busca de alimento. Los restos de comida de los visitantes son su principal fuente de comida.
Gorrión común (hembra).
Una Abubilla, con su inconfundible aspecto, despega
desde un claro del pinar, con esa forma de vuelo que recuerda al de una gran
mariposa.
El Cernícalo vulgar está en plena incubación.
Este pequeño halcón (que se alimenta de insectos, pequeños roedores y pequeñas
aves) ha ocupado una oquedad y allí podemos ver a la pareja entrar y salir.
Cernícalo vulgar (macho). Foto mediante digiscoping (cámara+telescopio).
La tarde es calurosa y la inmediatez de las
vacaciones hace que haya muchos visitantes en es este lugar y alguno se
sorprende al ver grupo mirando con el telescopio y los
prismáticos.
Las vistas, desde cualquier punto del
Benacantil y desde el Castillo de Santa Bárbara son espectaculares. Si
aprovechamos el atardecer podremos ver una nueva imagen de la ciudad. Y, si
tenemos mucha suerte y estamos atentos, podríamos encontrarnos allí uno de esos
raros días en los que la niebla de advección inunda todo a nuestros pies.
Panorámica desde el Castillo de Santa Bárbara con entrada de niebla de advección marina.
Aspecto de la ciudad desde el Castillo de Santa Bárbara al anochecer.
Las aves siguen allí su proceso natural y
ahora están en pleno momento de nidificación, mientras los visitantes van y
vienen por este hito de la ciudad.
Más info:
Por si no conocéis la zona:
http://www.alicante.es/comunes/noticias/baja_adjunto.php?depto=30150&codigo=78&adjunto=1
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