Ya llevamos medio mes de verano. El calor se va intensificando y el agua se convierte en un elemento aún más precioso. Y más después de este año extraordinariamente seco. Esta ardilla bajó a beber agua en un pequeño riachuelo de la Sierra de Mariola, a pesar de la presencia humana. Bebió durante unos minutos hasta regresar a su refugio en las copas de los árboles.
La sed vence al temor.
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