Los buitres leonados son
unas aves especiales. Más que volar, planean y más que planear parecen haber
conseguido formar parte del mismo aire y permanecer en el cielo con la misma
facilidad que una nube. Desde hace años, he participado en algunos momentos de
la vida de la mayor colonia de Europa: el Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega (Segovia), origen de no pocas aficiones a la naturaleza y, también, del
Proyecto Canyet para la reintroducción de estas aves en Alcoy que coordina el FAPAS.
Àlvar Seguí Romá y yo intentamos
un festín el pasado día 26, con la colaboración de su padre, Àlvar Seguí Llopis. A ambos, mi agradecimiento por su invitación y esfuerzo.
Pero, los buitres demostraron, una vez más, ser muy especiales y, a pesar de no
quitar el ojo a la carne puesta a su disposición, no quisieron bajar a comer.
El día fue muy ventoso y eso
suele poner muy nerviosos a los animales, como bien sabemos los fotógrafos de
naturaleza. Hay muchos ruidos y objetos que se mueven y eso acentúa la precaución de todos los animales. De todas
formas, varios de ellos sí decidieron acercarse a comer y pudimos obtener las
imágenes que veis, tomadas desde el cómodo hide
que hay en el comedero del Canyet.
Estornino negro
Urraca, cuervo, estornino negro, lavandera
blanca, petirrojo, mirlo común, carbonero común, curruca cabecinegra y pinzón vulgar
aprovecharon la comida que se depositó para los buitres.
Cuervo.
Una pareja de zorros
fue la estrella de la jornada. Estaban realmente bonitos, con el pelaje brillante
y abundante habitual en la época invernal. Y, como prueba, aquí tenéis un par de fotos:
Uno de los dos zorros que nos visitaron.
Cerca de las tres de la
tarde dimos por finalizada la sesión, cuando tuvimos unos quince minutos de una
mezcla de débil lluvia, pequeño granizo y fina nieve.
Os dejo con un pequeño vídeo
de este intento de festín. Como siempre, recomiendo verlo en 1080HD y a pantalla completa.
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