La mitad de las más de 10.000
especies de aves realizan desplazamientos considerables para localizar áreas de
alimentación o cría. Estos movimientos suponen el intercambio de millones de
aves de Norte a Sur dos veces al año.
Con los cambios de las estaciones
del año, muchas especies encuentran serios impedimentos para lograr
alimentarse, por lo que han de emigrar a zonas geográficas más propicias. Esa
búsqueda de alimento, puede ser complementaria a la necesidad de encontrar un
punto donde resulte más sencilla y segura la nidificación. Así, las Golondrinas
pasan el invierno en África, donde por las más altas temperaturas invernales,
encuentran insectos con más facilidad y abundancia. Con el inicio de la
estación seca (verano), esta disponibilidad de alimento es más escasa, por lo
que se desplazan hacia el norte, llegando a Europa, donde, además, iniciar la
reproducción. Una vez finalizado el verano, con la llegada del otoño,
retornaran a sus cuarteles de invierno, al sur del Sahara.
Cigüeñas
comunes en su nido en Montejo de la Vega (Segovia). Muchas de ellas ya no hacen el viaje hacia el sur en el
invierno porque son capaces de encontrar comida en la península Ibérica.
Estos desplazamientos se realizan
en todos los continentes. Los que nosotros observamos son fundamentalmente los
que se producen entre Europa y África. Este es un fenómeno natural que ha
maravillado a los hombres desde hace milenios. Así, en muchos puntos del
Mediterráneo, la llegada o desaparición de algunas aves significaba el momento
de la siembra o de la recogida de la cosecha, la llegada del buen o del mal
tiempo.
La migración entre Europa y
África es la más compleja de las que se producen en la Tierra. Hace 50 millones
de años ya se encontraban sobre el planeta aves que hoy resultarían reconocibles,
al menos, en su género, pero los continentes eran muy diferentes a tal y como
los conocemos hoy. Las dos Américas estaban separadas entre sí por unos 1.000
km, la India distaba unos 2.000 km del resto del continente Indostánico, pero
Europa estaba a más de 5.000 km de África.
El vuelo en "V" es habitual en muchas especies migradoras. El ave que va en primer lugar crea una especie de "túnel" que hace que las demás hagan menos esfuerzo en el vuelo.
El paso de estas aves se
concentra en tres puntos: el Estrecho del Bósforo, la Península Italiana y el
Estrecho de Gibraltar. Si nos fijamos comprobaremos que se tratan de los pasos
intercontinentales con menos distancia a cubrir sobre el mar. Esto se debe a
que a las aves les resulta muy arriesgado cruzar grandes extensiones de mar, ya
que no tienen dónde posarse en caso de tormenta u otros problemas y tampoco
pueden contar con la ayuda de la sustentación de las corrientes térmicas,
inexistentes sobre el mar. A esta norma encontramos la excepción de las aves
marinas que prefieren siempre pasar de un continente a otro sobre las zonas
marinas.
Algunas aves realizan larguísimas
migraciones mientras que otras apenas se mueven unos pocos kilómetros en su
vida. Este tránsito está "grabado" genéticamente en cada uno de los
ejemplares de cada especie migradora, fruto de los miles de años de desplazamientos.
Un millón de
kilómetros
Entre las aves de mayor distancia
en sus migraciones podemos destacar al Charrán Ártico. Nidifica durante el
verano en el Ártico y regresa al sur en Agosto. Sigue la costa africana para
alcanzar la Antártida en Noviembre. Pasados los tres meses de verano antártico,
regresan al norte, al Ártico. Este viaje de ida y vuelta supone hasta 40.000 km
anuales, prácticamente la circunferencia de la Tierra. Por el marcado de
ejemplares de esta especie, se sabe que el ejemplar de más edad encontrado
tenía 26 años, lo que supone... alrededor de un millón de kilómetros
recorridos.
Una excepción a estos tipos de
migración volando sobre tierra firme y sobre el mar es la que realizan los
Emúes, aves similares a los avestruces, que se desplazan caminando, al carecer
de la capacidad de vuelo. Algunos ejemplares se han hallado hasta a 500 km de
sus puntos de origen. Otra excepción es la que representan los ejemplares
jóvenes de Alca y algunos Pingüinos que realizan esos movimientos nadando en el
mar.
Los mecanismos que permiten a las
aves desplazarse son sorprendentes. Algunos de estos son:
Campo magnético terrestre
Posición del sol o la luna
Posición de las estrellas
Luz polarizada y luz ultravioleta
Reconocimiento de accidentes
geográficos
Ondas sonoras reflejadas
Olfato y gusto
No parece que todas las aves
utilicen todos estos sistemas, sino que los combinan para orientarse.
Ya hablamos del caso de la
Golondrina Común que con un cuerpo que pesa lo mismo que tres monedas de un
euro, puede llegar a recorrer 12.000 Km en cada uno de sus dos viajes
migratorios anuales, más de 20.000 km en total. Si le sumamos los vuelos en
busca de alimento, la cifra sube a 300.000 km, la misma que separa la Tierra de
la Luna.
Evidentemente, la migración está repleta
de riesgos para las aves, tanto de origen natural (tormentas, inundaciones,
sequías…) como las que añadimos los humanos (caza, destrucción de lugares de
descanso, parques eólicos…) por lo que muchos ejemplares perecen en este
proceso.
Control de aves
migradoras
Para obtener la información sobre
los desplazamientos y demás aspectos de las aves migradoras (y las que no lo
son) se emplean varios métodos de investigación:
Seguimiento por radar
Seguimiento por satélite
Marcado
Anillamiento
Esta última técnica es la más
extendida, sencilla y económica. Básicamente, el anillamiento trata de capturar
momentáneamente al ave y, tras tomar sus datos biométricos, liberarla con una
pequeña y ligera anilla en una pata.
Como es de suponer, estas
actividades sólo pueden ser realizadas por personal cualificado y con os
permisos de la autoridades de Medio Ambiente (Conselleria de Medi Ambient,
ICONA...).
El método más utilizado para
capturar las aves para su anillamiento es mediante el empleo de las redes
llamadas "japonesas", "invisibles" o "de niebla".
Cualquier otro uso está prohibido si no es para anillar por parte de personas
autorizadas.
Estas redes se colocan en
vertical. La aves que caen en ellas son liberadas de la red con mucho cuidado
y, una vez identificada la especie (sexo y edad, si es posible) se les coloca
la anilla y se les toman numerosos datos como
Peso
Medidas de alas, cola, tarsos,
pico, etc...
Muda del plumaje
Niveles de grasa
Presencia de placas incubadoras
Etc.
Lógicamente, existen varios
tamaños de anilla, en función a la especie a anillar, fabricadas en materiales
ligeros resistentes al desgaste, que van desde los 2-2,5 mm a los 27 mm de
diámetro. Las más pequeñas (tipo "0") se utilizan, por ejemplo, para
los Mosquiteros o los Verdecillos. Las más grandes (tipo"12") se
destinan al Quebrantahuesos.
En las anillas que se fabrican
actualmente figura la leyenda: MINISTERIO MEDIO AMBIENTE MADRID ESPAÑA, en
varias versiones abreviadas, más la numeración de la anilla, única e
irrepetible. Otras anillas pueden llevar MINIST. AGRICULT. ICONA. MADRID-5,
SPAIN y la leyenda alfa numérica. Otras más raras son las que llevaban inscrito
MUSEO DE CIENCIAS, DOÑANA o ARANZADI. Esta última aún es usada, aunque en
cantidades sumamente reducidas.
Anilla ya
colocada en el tarso de un ave, en este caso, un Chorlitejo Chico capturado en
el Vinalopó.
El proceso del anillamiento de un
ave no dura más de 4-5 minutos y es liberada de nuevo.
Liberar un ave
siempre es un momento muy especial. Cris suelta un Mosquitero común recién anillado en el Algar.
El volumen anual de anillamiento
en España es de 150.000-250.000 aves anilladas, recuperándose unas 1.000
anillas propias y unas 3.000 anillas extranjeras. Desde que se inició esta
labor científica, se han anillado unos 3.000.000 de aves y se han producido
cerca de 70.000 recuperaciones, es decir, se han vuelto a encontrar esas aves
anilladas o, al menos, la anilla.
Para algunas especies, y dentro
de trabajos o investigaciones, se les añaden anillas de plástico de diferentes
colores con leyendas alfanuméricas legibles con la ayuda de telescopios. En
ocasiones pueden colocadas en el cuello, a modo de collar o babero. También
pueden tener forma de etiqueta y colocarse sobre la espalda o en el ala.
Buitre leonado
con anilla de lectura a distancia. Esta imagen está tomada en el comedero del Refugio de
Rapaces de Montejo (Segovia).
Todos los datos de las capturas
de los anilladores son incluidos en una base de datos nacional, intercomunicada
con las de otros muchos países de todo el mundo. Así es posible averiguar los
desplazamientos y otros aspectos de la vida de esas especies.
Aparte de las
"recuperaciones" de aves anilladas que efectúan los anilladores y de
las lecturas a distancia, también se obtienen datos de aves muertas por causas
naturales o humanas, aunque la mayor parte de las aves silvestres, migradoras o
no, de la Tierra están protegidas sobre el papel. Es fundamental que todos los
datos sobre anillas sean remitidos al Centro de Migración de Aves. El CMA está
integrado, junto a otros 28 centros europeos, en EURING, con un total de 8.500
anilladores que anillan 4.000.000 de aves y consiguen 100.000 recuperaciones.
LA MIGRACIÓN DE LAS AVES EN ALICANTE
La provincia ofrece un amplio
abanico de paisajes muy atractivos para la invernada de distintas especies de
aves. Desde la costa hasta las montañas, pasando por los humedales y zonas
forestales, son muchas las especies que pasan el invierno en “la terreta”, por
ello, anilladores y ornitólogos en general, disponen de un magnífico lugar para
desarrollar su tarea.
Algunas especies migradoras sólo
se ven regularmente en algunos puntos concretos. Por ejemplo, el Roquero Rojo,
un “ave típica de prados alpinos”, según algunas guías de identificación de
aves, llega en verano, en reducido número, a tres o cuatro puntos muy
localizados de nuestras sierras y repartidos entre Aitana y el Carrascal de la
Font Roja donde nidifican unas pocas parejas. Sólo allí podremos verlos.
En invierno, frente a nuestras
costas aparecen especies de aves marinas que llegan a pasar esa época y en
algunos años lo hacen en cantidades espectaculares pero escapan, por motivos
obvios, al anillamiento en esas circunstancias. No obstante, es un buen sitio
para realizar lecturas de anillas de plástico en gaviotas y cormoranes,
resultando más sencillo en las orillas. En mar abierto es difícil conseguir
lecturas pero es un buen sitio para avistar especies no costeras.
Alicante todavía es una buena provincia para observar aves.
También en la Isla de Benidorm se
están realizando anillamientos de Paíño Europeo, una especie pelágica que
utiliza ese lugar para nidificar.
En Alicante se considera la
presencia más o menos regular de cerca de 330 especies de aves, a las que
habría sumar unas 40 especies exóticas, procedentes de escapes de cautividad.
86 especies son residentes, es decir, que están todo el año aquí (aunque puede
que no nidifiquen) y algunas de ellas reciben más ejemplares con los pasos
migratorios (“especies migratorias”) o durante la época invernal (“especies
invernantes”) o en el verano (“especies estivales”). Así, hay 139 especies
migradoras, 80 estivales y 130 invernantes.
Actualmente, hay algo menos de
una treintena de anilladores en activo en nuestra provincia. En España, hay
alrededor de medio millar y treinta grupos de anilladores.
Preferentemente se anilla en
lugares que son especialmente frecuentados por las aves, como fuentes o cursos
de agua, variando el tiempo de uso en función de la estación del año, afluencia
de visitantes, etc. Algunos lugares en Alicante que frecuentemente se utilizan
para anillar aves son el río Algar, las Salinas de Calpe, el Maigmó, Aigües, el
río Amadorio…
Esta actividad tiene un marcado
carácter científico pero no por ello puede dejar de ser utilizada como una
importante herramienta para la educación ambiental, aprovechando ese contacto
directo con aves silvestres para aumentar la sensibilización hacia los
problemas de conservación de la Naturaleza.
Para finalizar, muestro unos
casos concretos de aves anilladas en nuestra provincia, como ejemplos de los
datos obtenidos por esta actividad. Usaré datos del anillador Toni Zaragozí:
-Aves anilladas en Alicante y
controladas en otro lugar:
Una Golondrina Común anillada en
la mañana del 11 de Mayo de 1996 por Toni Zaragozí en las proximidades de la
desembocadura del río Algar (Altea) fue capturada por el anillador Joan
Castany, en Burriana (Castellón), por la tarde de ese mismo día. Hizo un total
de 144 km en menos de 9 horas.
-Aves anilladas en otro lugar y
controladas en Alicante:
Un Carricero Común fue anillado
el 1 de Septiembre de 1996 en La Corbiere, Friburgo (Suiza) y vuelta a capturar
por Toni Zaragozí en las proximidades de la desembocadura del río Algar (Altea)
19 días después, tras recorrer el ave 1.075 km.
-Otros casos interesantes:
En cuanto a longevidad, el 28 de
Diciembre de 1991, el equipo de anillamiento de Toni Zaragozí capturó y anilló
un ejemplar de Andarríos Chico en el Algar. Casi nueve años después, el 18 de
Noviembre de 2000, es vuelto a capturar en el mismo lugar, con la habitual
sorpresa de los anilladores y colaboradores asistentes. Pero la historia
continúa, ya que el 1 de Febrero del 2003, se le volvió a capturar, 11 años
después de su primera vez.
Completísimo como siempre, Elías. Un resumen muy bueno de una actividad muy interesante.
ResponderEliminarSaludos desde Mallorca.
Gracias por los comentarios, Juan. Y saludos desde "la otra orilla".
EliminarUna labor muy interesante para poder estudiar las aves, sus movimientos, los cambios que se producen en ellos...
ResponderEliminarGracias por la explicación tan clara y amplia.
Me encantaría colaborar algún día en una experiencia así.
Saludos