Un año más, hoy volvemos a realizar
el Censo de Aves Marinas Invernantes en el Litoral de la Comunidad Valenciana
y, como siempre, voy a hacerlo desde el Cabo de las Huertas.
Las condiciones meteorológicas
son las que Pedro J. Gómez Cascales (MeteOrihuela) nos había indicado en la previsión
para el litoral de la Comunidad Valenciana que tan amablemente nos hace cada año.
Como llego un pelín pronto,
puedo disfrutar de los últimos momentos del amanecer, que resulta ser espectacular.
A las 08:30 comienzo a anotar.
Especies, número de ejemplares, direcciones de vuelo… todo se registra en la
ficha.
Los vuelvepiedras euroasiáticos llegan en grupo y se quedan toda la
mañana por allí.
La gaviota de Audouin con la anilla BB1A, cómo no, también
aparece y permanece todo el tiempo a la vista, como si quisiera saber qué hago en sus dominios.
Van pasando las pardelas baleares, casi todas hacia el
norte. Van en grupos pequeños (el mayor ha sido de 38 ex. y no pocas iban
solas) con un ritmo de paso moderado. Después de hablar un momento por teléfono
con Toni Mulet (que estaba en la Cala del Xarco con el resto de observadores de
ese punto) veo que en un grupo de veintitantas baleares vuela un págalo grande.
Esa especie, junto a los alcatraces atlánticos, ha sufrido recientemente
varias epidemias de gripe aviar, que han afectado severamente a las colonias de
cría en el Atlántico norte. De todas formas, cuento 37 alcatraces, lo que no
está nada mal. De ellos, 32 ex. eran adultos y solo 1 juvenil (a los otros no he
podido adjudicarles edad) y quizás eso tenga algo que ver con la gripe aviar.
No sé.
Pasan 5 alcas comunes veloces y en un vuelo recto. Más cercanos hay 9 cormoranes grandes que, al final, acaban tomando
el sol juntos en la roca de las gaviotas.
Respecto a los cormoranes:
Un señor que iba una caña de
pescar me dice: “Esos cada vez que se
tiran al mar, sacan un pez. No veas cómo comen”. “Claro, ellos tienen que pescar a la fuerza. Nosotros no. Nosotros
tenemos el Mercadona para conseguir nuestra comida”. Creo que lo ha
entendido y se va.
Un rato después, llega otro
señor que iba paseando y me dice: “Mira,
ya están los buzos al lado de la roca, molestando a los cormoranes que están
secándose tranquilamente. ¡Con lo grande que es el mar y tienen que ir a bucear
ahí!” Le contesto: “Ya, sí… bueno, seguro
que en un rato vuelven los cormoranes”. Y el señor, bastante enfadado me repite:
“Con lo grande que es el mar, ya se podían ir a dar por saco a otro sitio…”
Dos versiones distintas,
claramente.
Finaliza el periodo de censo.
Las tres horas se han pasado rápidas, entretenido con las observaciones y anotándolas
en la ficha. Hablo por teléfono con algunos de los observadores para ver cómo ha ido el
censo. Hay de todo, mucho, poco, normal y hasta decenas de delfines.
Ahora queda esperar a recibir esas fichas y preparar el informe. A ver si lo podemos hacer rápido.