Esta mañana nos hemos ido a visitar el Pla de Petracos, con sus interesantísimas pinturas rupestres del Arte Macroesquemático y Arte Rupestre Levantino, de unos 7.500-6.500 años de antigüedad, del Neolítico Levantino.
Ermita abandonada.
Situadas en los
abrigos de un acantilado rocoso en el término de Castell de Castells, las
pinturas son fácilmente visitables recorriendo un sendero que transcurre al pie
de ellas y separadas por un vallado para evitar su deterioro. Este tipo de
pinturas y, por tanto, los lugares donde se encuentra, están declarados como Patrimonio
de la Humanidad por la UNESCO.
Fueron descubiertas
en 1980 por miembros del Centre d’Estudis Contestans.
Un sendero permite recorrer cómodamente el lugar.
Un fuerte vallado protege las pinturas.
El Arte
Macroesquemático suele aparecer en abrigos como estos, abiertos y de tamaño
reducido. Se trata de pintura de trazos más bien gruesos en las que las figuras
humanas se representan con grandes cabezas circulares, muchas veces con “rayos”
emergiendo de ellas. Otro de los motivos frecuentes son figuras serpentiformes
y ondulantes verticales posiblemente relacionadas con temas agrícolas y la
fecundidad y diversas figuras geométricas.
“El orante” (o “El
brujo”) es la figura principal en el Pla de Petracos con un evidente sentido
simbólico en el que la figura humana levanta sus brazos hacia el cielo. La
cabeza parece ser también un sol radiante. Su tamaño (un metro aproximadamente)
lo hace bien visible, a pesar de la distancia que nos separa.
El orante.
También encontramos
la figura de un toro junto al que hay una mujer (la cabeza ha desaparecido) con
una larga falda, además de las figuras ondulantes.
La mujer con larga falda (izda.) y el toro (dcha.).
Figuras serpentiformes ondulantes verticales.
Los dos abrigos.
Una gran cueva de
poca profundidad cierra el lugar por el oeste. Debió ser utilizada por aquellas
personas que dejaron en las paredes unas pinturas que han llegado hasta
nuestros días.
En el cielo vuelan los Aviones roqueros que seguro nidifican aquí. Algo más lejano llega el canto del Ruiseñor común y el Roquero solitario también entona sus notas desde lo alto del cortado.
En un extremo de este
paraje aparece un ciervo herido por flechas y que es casi lo único reconocible
y existente de una escena de caza, siendo este un ejemplo del Arte Levantino.
Es la pintura, con mucha diferencia, de menor tamaño de este lugar, con apenas unos 7
cm. De hecho, es algo difícil de localizar por lo que se ha colocado una barra metálica que apunta hacia él.
El ciervo herido.
En el sendero podemos
encontrar numerosas plantas en flor.
Euphorbia.
Cerca de la pintura
del ciervo, se puede ver un ejemplar de Sarcocapnos
saetabensis, conocida popularmente como “Orelles de ratolí” u “Ombligo de
Venus”. Se describió por primera vez en 1987 y se trata de un endemismo, que
solo aparece en todo el mundo entre el río Turia y la comarca de La Marina
Baixa (hay algunos puntos también en las vecinas provincias de Murcia y
Albacete), siendo una planta especializada en vivir en cortados rocosos.
Sarcocapnos saetanbensis.
Después de la visita,
reponemos fuerzas probando los figatells
en Orba y hacemos acopio de vinos en Xalò.
Nos queda para otra
ocasión hacer algún itinerario y visitar el Museo de Arte Macroesquemático de Castell
de Castells.
Recomendado:
Desconocía la existencia de este sitio y me parece muy interesante... me lo apunto!!
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