El parque La Marjal no deja de
darnos sorpresas. No solo son las especies (y el número de ejemplares) que
estamos anillando allí o las 87 especies
que hemos registrado hasta ahora, también es que aparecen aves que “no debían”
estar allí en estas fechas ya invernales.
El pasado día 19 estuve dando
pajareando por allí (otra vez) y la visita comenzó con la observación de un
estupendo conejo de monte. Sí, allí
estaba, mordisqueando la hierba tan feliz. Los colirrojos tizones siguen apareciendo por doquier. Los petirrojos también son abundantes y un
grupito de unos 15 verdecillos se
mueve entre continuos trinos y alguno de ellos ya va realizando vuelos a “lo
murciélago”.
Colirrojo tizón.
Sí, lo sé, ooootrooo coli pero es que son tan bonitos...
"Eeeh... ¿qué hay de nuevo, viejo?"
Verdecillo.
Un par de zorzales comunes pasan volando sobre los árboles mientras que otros
tantos cernícalos vulgares van
persiguiéndose en vuelo, mientras en el estanque no dejan de escucharse las fochas y gallinetas. Un veloz martín
pescador cruza la lámina de agua como una bala azul y desaparece en la
vegetación, después de asustar por su inesperado paso a otras aves. Los zampullines comunes continúan flotando
como corchos, imperturbables por el paso de la flecha azul.
Zampullín común.
Por el suelo se mueven varias lavanderas blancas muy poco sociables
con sus congéneres (y con otras aves en general) y unas abubillas pasan la tarde picoteando y levantando hojas del suelo en
busca de la merienda con su largo y curvo pico. Solo se detienen para levantar
la cabeza y estirar la cresta, como si estuvieran enfadadas.
Lavandera blanca.
Las currucas cabecinegras se mueven entre la vegetación con ese aire
ratonil tan peculiar. Las hembras de las currucas
capirotadas se dejan ver con el ocre del capirote resplandeciendo por la
saturada luz del casi último atardecer otoñal del año.
Un sonido de centenares de
aleteos sincronizados llena el aire. No menos de mil estorninos pasan por encima del parque y alrededores, camino de su
dormidero. Es un espectáculo.
Currucas cabecinegras.
Estorninos.
Pinzón vulgar ♀
La sorpresa (¡mosquis!)
aparece al estar siguiendo con los prismáticos a unos pinzones vulgares. En el árbol de al lado hay un papamoscas gris. ¿Pero qué hace un
pájaro cómo tú aquí en un mes cómo este? Pues hay dos. Se supone que deberían
estar en África, ya que es una especie que solo aparece en nuestra zona en la
época reproductora. Estos no se han enterado o son muy vagos para irse tan
lejos. “Total, si aquí no hace frío”, deben pensar, “y este parque mola mucho”.
Papamoscas gris.
Y tanto que es así.
Libres.
Sin miedo.
Y, si queremos, volar hasta llegar a la Luna.
Sin miedo.
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