El día 6, visita a Rincón Bello para ver al treparriscos que se está viendo en ese paraje de Petrer. Al llegar, lo veo volar en el cortado pero no consigo localizar dónde se mete y no vuelvo a relocalizarlo, a pesar de dedicarle hora y media a la búsqueda. Me encuentro con José M. Criado que finalmente también lo observa por allí.
Por lo demás, muy tranquilo el
lugar, con poco movimiento de pájaros, tan escaso que me viene a la memoria Primavera silenciosa, de Rachel Carlson.
Me da la impresión de que cada vez hay menos cantidad y variedad en la
avifauna.
La tarde del 7 un rato por El
Hondo. Al llegar al centro de información veo una golondrina dáurica y al momento otras más, entre 12-15 ex. en
total. Vuelan con la compañía de aviones
roqueros. Se lo digo a un ornitólogo belga que está allí y se sorprende. La
verdad es que son fechas bastante tempranas. Con esto del cambio climático, las
aves ya no saben si ir o volver.
En la charca junto al centro,
un cernícalo vulgar se come un ave
pero no sé a qué especie corresponde su merienda.
Varias agachadizas comunes se mueven por la zona, además de cucharas comunes, cercetas comunes, ánades
azulones, zampullines comúnes…
Entre los flamencos comunes hay algunos con anillas pero solo consigo leer
una: 9|BDV
Las lavanderas blancas siguen siendo muy abundantes pero no tanto que como
en la visita anterior.
Va cayendo la tarde y El Hondo
enrojece con los últimos rayos, mientras que las aves van eligiendo el lugar
dónde pasaran la noche.