lunes, 16 de noviembre de 2020

MICRORRELATOS

 

Hace unas semanas participé en el concurso de microrrelatos de la Fundación Aquae La temática era la ciencia en cualquiera de sus vertientes: innovación, progreso, sostenibilidad, agua, nuevas tecnologías... etc.

Como ya ha salido el fallo del jurado (y no estoy entre los ganadores jajajaja) os dejo aquí mis tres textos de no más de cien palabras cada uno.

Espero que os gusten. 


SOLA

La ruta era siempre la misma pero volaba sola. Recordó cuando fue la líder del grupo y todos la seguían. Era una responsabilidad y un orgullo. Ahora únicamente estaba ella.

Llegó antes del anochecer. Descendió y no creyó a sus ojos. Su lugar de destino no existía. Edificios y chimeneas humeantes lo invadían. Agotada, tuvo que aterrizar. Picoteó en el fango. Nada para comer. Solo encontró el sabor ácido del petróleo.

Malditos, también acabasteis con esta marisma. No hay más.

Ella, la única que quedaba en el mundo de su especie, sacudió las plumas y miró al ocaso.

Sola.

  

DIOS

Estuve cuando pisabais la brillante Luna y cuando pintabais bisontes en una oscura cueva. También mucho antes, con los gigantescos dinosaurios y con las microscópicas primeras formas de vida. Incluso estuve antes que la propia vida. Aquí y en el universo. Antes, ahora y después.

Soy una trinidad. En tres formas soy capaz de mostrarme. Puedo ser enorme o puedo ser invisible. Brutal o dulce.

Vivo en ti y en todo lo que te rodea.

Os doy la vida. Soy la vida.

Pero no soy dios.

Soy el agua.

Quizás, de alguna manera, sí sea dios.

  

LA GOTA DE SCHRÖDINGER

El nuevo microscopio estaba al máximo de aumentos. Quería probarlo, pero algo me molestó en el ojo derecho. Miré con el izquierdo. Minúsculos organismos se retorcían en su universo, una sencilla gota de agua. Probé a usar solo el ojo derecho. Los organismos estaban inmóviles, muertos.

Sorprendido, lo puse a media potencia. Probé otra vez con el ojo izquierdo: había movimiento, vida. Cambié al derecho: quietud, muerte.

Asustado, aparté los ojos del binocular. Observé de cerca a la gota con el ojo izquierdo: mi cara perpleja se reflejaba nítidamente en ella.

No me atreví a mirar con el ojo derecho.

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