Muchas veces la palabra
naturaleza la asociamos a grandes espacios y a especies singulares y
espectaculares. Pero también es naturaleza toda esa vida que tenemos alrededor
en nuestros pueblos y ciudades. Y no menos importante ni, por supuesto, tampoco
menos bella. En Alicante, si nos fijamos un poco, encontraremos esos retazos de
los últimos supervivientes en un medio tan transformado.
Abeja libando en una flor de Moricandia arvensis, una planta frecuente en descampados y bordes de caminos.
Esa “naturaleza urbana” se ve
altamente modificada por nuestra propia forma de vida pero la vida es pertinaz
y sale adelante por poco que la dejen. Aves, mamíferos, insectos, reptiles, anfibios, peces, plantas…
están a nuestro alrededor en edificios, calles, parques y jardines, en zonas periurbanas,
en playas, en cauces y en cualquier rincón.
Se adaptan a un medio hostil pero
que también presenta ciertas ventajas y algunas especies ya no saben vivir
lejos de las aglomeraciones urbanas. El Gorrión común sería una de esas
especies. No lo encontraremos lejos de ciudades y pueblos, siempre está cercano
a los hombres. Hasta su nombre científico (Passer
domesticus) nos señala esa condición que ya adquirió (según demuestran
excavaciones arqueológicas) en el Neolítico, cuando las humanos dejaron de ser
nómadas y comenzaron a establecerse para dedicarse a la ganadería y a la
agricultura.
Gorrión común sobre el respaldo de una silla en la terraza de una cafetería.
Las palomas también ocupan cielos
y fachadas como los vencejos, estos sólo en la época estival. Son parte de la
avifauna urbana que nos rodea y que puede pasarnos más o menos desapercibida
pero que comparte la ciudad con nosotros. La noche dará paso a la aparición de murciélagos, que incansablemente irán atrapando insectos mediante su "radar".
Las gaviotas patiamarillas se han convertido en unos vecinos comunes en Alicante.
También las fachadas son el
hábitat de las casi translúcidas salamanquesas que trepan por esas verticales
de ladrillo y hormigón con una facilidad tan asombrosa como sencilla.
La flora está representada por
aquella que el hombre mantiene en parques y jardines, una especie de versión
reducida e idealizada de cómo creemos que es la naturaleza verdadera. Entre los
árboles encontramos especies autóctonas (pinos, algarrobos, olivos, etc.) pero
sobre todo una amplia variedad de especies exóticas. En las zonas no
urbanizadas aparecen numerosas especies de plantas, adaptándose al tipo de
suelo y de ambiente. No es raro encontrar especies como la viborera,
las amapolas, las margaritas y otras
muchas con llamativos colores. Incluso en nuestra urbanizada costa crecen
algunas especies que son únicas en el mundo, como el Limoniun furfuraceu (ver).
Mariquita sobre la flor de unos agrets (Oxalis pes-caprae).
Oruga en una viborera (Echium vulgare).
Amapola.
Hace algunos años, unos
buenos amigos y yo, hicimos varias campañas de educación ambiental bajo el título “Las
Aves Urbanas”, así como otras ampliadas a otros seres vivos a las que llamamos “El
pequeño naturalista urbano de Alicante”. Con ellas (y otras más específicas en función de la edad) pretendíamos (y espero que
consiguiéramos) acercar la naturaleza de la ciudad de Alicante a los muchos centenares alumnos que participaron.
Algunos de los materiales impresos que hicimos en las campañas.
Sería deseable aprovechar de forma permanente la fauna
y flora de la ciudad como un recurso educativo que aproxime el medio natural a
los más jóvenes para que aprendieran a que no sólo hay naturaleza en los
grandes y conocidos lugares que ven en los documentales de la televisión sino
que es un mundo mucho más cercano y que ignoramos.
Más información: http://naturalicante.com/enlaces/avesurbanas/avesurbanas.htm
Algunos creen que la naturaleza es algo lejano y extraño, incluso que no forman parte de ella. La verdad es otra, y si no conseguimos concienciación, no iremos muy lejos en nuestro viaje.
ResponderEliminarGracias por acercar la naturaleza a los jóvenes, ellos son el futuro.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEllos mañana nos reprocharán lo que nosotros hoy no hemos conservado. Me parecería horrible y vergonzoso decirle a mis hijos que no hice nada.
EliminarNo sé cuánto puedo hacer, pero sé que puedo hacer algo y quizá sea poco, pero es algo que se suma a muchos otros pocos y puede conseguir resultados.
Como dice el refrán: "Tota pedreta fa marge".
Gracias por tus comentarios.
Si, estoy de acuerdo es imprescindible educar y formar, colaborando cada uno en la medida que pueda. Cuando te muestran además lo más cercano, lo sientes más tuyo y sientes un cierto orgullo por esa fauna y flora que te rodea ... creo que no soy idealista ¿no?
ResponderEliminarMe parece excelente la labor que realizas
Es que debemos ser idealistas, creer que podemos cambiar el mundo porque de lo contrario, lo llevamos claro. Como canta el maestro Serrat: "Sin utopía,
Eliminarla vida sería un ensayo para la muerte (...)
¡Ay! Utopía,
cómo te quiero
porque les alborotas el gallinero"
¡Muchas gracias, Rosana!