Hace un tiempo hice una
entrada en este blog con el título de “¿Por qué hago fotos?”, una pregunta con
una compleja respuesta. Hoy quiero dar unas pocas pinceladas más referidas a
este tema.
Algunas veces nos
sorprendemos ante la belleza de alguna foto de un lugar paradisiaco y remoto.
Esa primera impresión nos desborda y decimos “qué fotaza” pero, una vez hemos
superado ese mini acceso de síndrome de Stendhal, puede que comprobemos que una
cosa es el paisaje y otra muy distinta la forma en que lo ha sabido plasmar el
fotógrafo.
Holy Island (Reino Unido)
Desde luego un buen sujeto
ya da muchas posibilidades al trabajo del fotógrafo pero es una buena idea
exprimir el jugo de todo lo que tenemos. Para ello, deberemos utilizar nuestro
“ojo fotográfico” ese sentido extra para poder descubrir qué hay para
fotografiar y cuándo y cómo será la mejor forma de obtener esa imagen.
Comprobar por dónde llega la luz (y cuándo lo hace) será una de las primeras
preguntas a las que habrá que encontrar respuesta. Estudiar los fondos, los
elementos principales y secundarios, la posibilidad de usar otras iluminaciones
o filtros, el mejor ángulo de toma, el momento… será un nuevo examen de nuestros
conocimientos.
Grupo de Frailecillos en Farne Islands (Reino Unido)
Unas veces “vemos” la foto
en cuanto estamos delante. La buscamos y descubrimos dónde se encuentra. Y
sabemos, en cuestión de segundos, cómo la vamos a hacer. Hemos calculado el
momento, la iluminación, la composición, la exposición… Hay ocasiones, en
cambio, que a primera vista no vemos nada que llame nuestra atención y que
merezca hacerle una foto. Es cuestión de insistir, de volver a mirar y de
imaginar. Es posible que no hagamos ni una foto, o que ni siquiera saquemos la
cámara de la mochila, pero también es cierto que la imagen puede aparecer
repentinamente en el lugar más insospechado y con un sujeto que jamás
hubiéramos supuesto.
La idea era ir cerca de La Carrasqueta para fotografiar girasoles
No había ninguno, pero sí unos llamativos cardos.
Mientras buscaba cardos "fotogénicos" me encontré por sorpresa con esta mariposa Macaón y pasé el resto del tiempo con ella
Porque hacer fotos es
también una forma de mostrar un mundo con la aplicación personal y única de
conocimientos y sensibilidad, algo que cada uno hacemos de forma distinta, con el recuerdo de obras y autores que nos inspiran y que, en mayor o menor medida, también nos
influencian, pero a los que no debemos copiar (¿qué sentido tendría copiar lo
que ya han hecho otros?, ¿para qué?),
sino aprender de sus trabajos y saber transformarlos en nuestra forma de ver lo
que nos rodea, que eso es lo que buscamos, la interpretación artística y
personal de aquello que vemos.
¡Trae más pan, que le gusta!
Benito y Alfonso fotografiando un cisne al que atrajimos con pan. Berwick-upon-Tweed (Reino Unido)
Es difícil hacer una foto
que transmita claramente humor, probablemente mucho más que otra que sólo
muestre esplendorosos retratos o paisajes. Y debe ser así porque (si no
contamos los montajes con Photoshop) apenas se ven fotos divertidas en galerías
y webs, imágenes con equívocos, con ganas de hacernos reír. ¿Nos hemos vuelto
más serios? ¿Las fotos divertidas no son “de profesional”? Quién sabe.
¿Qué tiene Don Pelayo en la mano?
Estatua en Cangas de Onís (Asturias)
Los recortes llegan hasta las calles.
Avenida Costablanca (Alicante)
Deja que me ría
Cada uno es libre, desde
luego, de hacer las fotos que quiera. Yo prefiero fotografiar con mi idea (equivocada o acertada) porque me gusta
plasmar mi punto de vista. No quiero esperar que quien vea la imagen la aplauda
(si lo hace: gracias sinceras) y si no recibe parabienes, no la retiro de la
circulación y la condeno a la mazmorra digital de una carpeta de un disco duro.
Sabiendo que la foto es técnicamente correcta (por lo menos hasta dónde he
podido), la publicaré, porque sencillamente a mí me gusta (y me da la gana, que
también es importante) pero no la esconderé por si no gusta o puede recibir
comentarios desfavorables.
Actriz del grupo de teatro Cambra Teatre, en la representación de "25 de mayo: la tragedia olvidada", de mi amigo Miguel Ángel Pérez Oca. Disparada a baja velocidad y con ISO 800 para no usar el flash, tuve que esperar, tras observar sus movimientos, a un instante en el que permanecía más quieta y debajo de los focos.
Que lo consiga o no es otra cosa, pero persevero con esa intención.
Como bien dicen los sabios, el camino y no la meta, eso es lo importante, y tú camino esta empedrado de buenos principios y tiene buen basamento.
ResponderEliminarEl camino está empedrado, a veces con losas planas y otras con cantos puntiagudos, pero siempre puedes contar con el cobijo de los árboles de los buenos amigos.
EliminarMuchas gracias, Juan.
Muy buen artículo Elías.
ResponderEliminarAlgún día contaremos nuestro "buen hacer" cuando se nos ocurre alguna foto nocturna. Habrá que preparar un making off jajajaja
EliminarEstoy de acuerdo, de eso se trata. Transmitir lo que has visto bien sazonadito con todo lo que llevas dentro, unos con sentido del humor y otros de manera muy trascendental. Lo bueno es que los otros al verla puedan interpretar la idea que tú querías contar.
ResponderEliminarUn perfecto resumen, Rosana.
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