Eso es lo que pienso cuando
veo que el cielo va llenándose de nubes y compruebo que cada segundo su aspecto
es distinto al siguiente y al que lo precedió. Por eso, no puedo esperar, tengo
que coger los cacharros de “afotar” y salir en busca de un buen punto para
obtener alguna imagen interesante. A veces me tengo que conformar con hacerlas
desde alguna ventana pero lo mejor es salir, por mucho frío o calor que haga.
En casa, nuestra creatividad y posibilidades están muchísimo más limitadas.
Hace tiempo que estaba dándole
vueltas a esto y por eso dejo hoy esta entrada, algo larga pero espero que
amena e instructiva, tanto para los que tienen los pies en el suelo como para
los que vivimos en las nubes.
Candilazo: puesta de sol con nubes bajas.
Nubes lenticulares sobre Alicante.
Tonos uniformes.
Las nubes no solo cambian de forma
cada instante sino que son de distintos tipos o géneros, que luego se pueden
mezclar o dividir en otras variedades. Las más llamativas para las fotos suelen
ser los cúmulos y los cumulonimbos por su gran volumen y
densidad, aunque cualquier nube puede ser un elemento de gran interés para
hacer fotos de ellas, aisladas o en grupos o bien para componer en un paisaje.
Cumulonimbus descargando agua.
Cumulunimbus arcus.
Si hacemos solo fotos de nubes
puede ser buena idea incluir en la composición de la imagen algún elemento que permita hacernos una idea
del tamaño de ellas y darnos una sensación de distancia. Una chimenea, una
veleta, una antena o un árbol pueden venir muy bien. Aunque nuestra tendencia
natural es hacer las fotos horizontales (por algo tenemos un campo de visión
más horizontal que vertical) podemos llevarnos una sorpresa si giramos la
cámara noventa grados. En vertical,
más que en horizontal, muchas nubes quedan mejor y dan una mayor sensación de
lugar y de tamaño. Pensadlo y probad, como siempre hay que hacer.
¿Vertical? ¿Horizontal?
Incluir elementos adicionales ayuda a dar idea de tamaño.
Un punto de vista especial o la colocación de los elementos pueden dar sensación de lugar, espacio y profundidad.
La disposición de los elementos a remarcar el interés en el cielo.
Las mismas proporciones de la imagen pueden ayudar a centrar el interés en las nubes, así como el uso del color (o su no uso).
Las nubes lenticulares (altocúmulos lenticulares) y los mammatus (cumulonimbos) dan una
apariencia casi de ficción cuando se muestran en el cielo. Si aparecen al
amanecer o al atardecer, el espectáculo (y las fotos) están asegurados.
Las lenticulares tienen forma de eso, de lenteja. Para los más
imaginativos su aspecto es el de un platillo volante (si es que existieran
fuera del imaginario popular) y toman ese aspecto por la acción de fuertes
vientos al pasar por zonas montañosas. Se producen a bastante altura y a veces
los “discos” se van superponiendo uno encima de otro.
Lenticulares junto al Cabeçó d'Or.
Los mammatus (por su aspecto de “mama”) hacen que las nubes se
transformen en bolas de vapor al existir una capa más fría y húmeda en la parte
de arriba de la nube y en la base un aire más cálido. Éste, al ser más ligero,
asciende y provoca esos “globos”. Como en el tipo anterior, añaden un marcado
aire extraño a las fotografías por ellas mismas o en la composición con otros
elementos.
Hay un fenómeno llamado inestabilidad
Kelvin-Helmotz (también conocido como cirros Kelvin-Helmotz) que se produce en situaciones especiales en
las que en el cielo existen capas muy juntas de diferentes velocidades y
densidades de aire y humedad que al moverse provocan un efecto de cizalladura.
En la parte superior de las nubes afectadas se forman una especie de ondas (u
olas) por lo que algunos autores se refieren a este fenómeno como tsunami de nubes. Hasta ahora he tenido
la suerte de haberlo captado en tres ocasiones.
Hay otros elementos que pueden
aparecer en el cielo formando “cosas” más o menos curiosas. La mayor parte son estelas de condensación formadas por
los gases de escape de los motores a reacción de los aviones que crean una
especie de cirros artificiales al condensar el vapor de agua de la atmósfera.
Con determinadas condiciones meteorológicas es posible ver un cielo casi
cuadriculado con estas estelas en las zonas donde el tráfico aéreo es intenso.
Si las estelas aparecen al amanecer o al atardecer, pueden provocar sombras en
su trazado, lo que contribuye a que destaquen aún más en el cielo.
Imagen transformada a B/N.
A veces aparecen cosas raras como estas estelas que forman una "Y", probablemente formadas por dos aviones militares.
Otros fenómenos son las mangas marinas. De casi imposible
predicción, cada vez parecen ser más frecuentes y de mayor intensidad en
nuestra latitud. Se forman al crearse fuertes corrientes de aire muy puntuales,
casi siempre asociados a nubes del tipo cúmulo y cumulonimbo. Se vuelven
visibles cuando incorporan partículas de agua, haciéndolas ascender en un
torbellino. En ocasiones, se forman varias a la vez. Son fotos difíciles de obtener
y suelen requerir dedicación, tiempo y buenas dosis de suerte y paciencia. Los
tornados ocurren sobre tierra firme (al menos, se inician ahí), son más
violentos e infrecuentes por esta zona, aunque también parece estar aumentando
su aparición.
Dos mangas formándose frente a La Vila Joiosa.
No debemos confundir lo
anterior con las virgas (también
llamada “lluvia fantasma”) y que son precipitaciones que caen desde las nubes
pero se evaporan antes de llegar al suelo.
Virgas.
Lluvia y virgas.
Cortina de lluvia (no confundir con una virga).
Si aparecen nubes en
determinadas alturas y ángulos respecto al sol (especialmente al amanecer y al
atardecer) pueden provocar sombras intensas que se proyectan como grandes
líneas de oscuras llamadas rayos
anticrepusculares si aparecen en el lado opuesto al sol y rayos crepusculares si son en el
mismo lado, siendo estos últimos brillantes debido a que es la luz la que los
forma y no la sombra.
Rayos anticrepusculares.
Rayos crepusculares.
Imagen pasada a B/N.
Especialmente durante el
verano se puede producir una irrupción de bolsas de aire caliente proveniente
del área del Sahara. Este fenómeno, además de subir la temperatura, provoca que
el cielo pierda su color azul para adquirir un tono amarillento debido al polvo en suspensión que aportan esas
bolsas de aire. Este efecto se acentúa en las primeras últimas horas del día. A
veces, es posible distinguir los límites de estas masas de aire cálido
simplemente por el color del cielo.
El tono amarillento y la turbidez delatan la presencia de polvo.
A veces, la bolsa de polvo se ve a simple vista.
Las nubes pueden ayudar a
mejorar una composición si es que ellas solas no valen ya la foto. Incluso un
cielo totalmente cubierto ofrece una
nueva visión del paisaje, al hacer desaparecer las sombras y producir una luz
muy uniforme y omnidireccional. Quizás el cielo pierda interés si en estos
casos es totalmente uniformemente gris pero el resto de lo que vemos ofrece
muchas posibilidades.
Incluso los cielos con tipos
de nubes a priori menos interesantes pueden convertirse en algo muy atractivo
si hacemos un timelapse, disparando
la cámara cada pocos segundos durante un buen rato y luego montando todas esas
fotos en un vídeo. Veremos cómo fueron
apareciendo, moviéndose y desapareciendo. Para este tipo de fotos es mejor
contar con un programador de disparo (intervalómetro) o conectarla a un
ordenador con un programa que lo haga o bien que la propia cámara disponga de
esa posibilidad (como ocurre, por ejemplo, con las GoPro). Es muy importante que la batería esté cargada y que la
tarjeta de memoria tenga espacio suficiente. Un trípode también es
imprescindible.
Imágenes de una secuencia de time lapse.
La niebla añade un aspecto misterioso al paisaje que viene muy bien
para probar con el blanco y negro y con elementos aislados del fondo. Cuando
forma jirones puede añadir volumen a las imágenes.
Niebla en imagen convertida a B/N.
Las montañas (como el Puig Campana) quedan muchas veces cubiertas por nubes, dejándolas envueltas en niebla.
Solo se salvan las partes más altas. La Serra Grossa sobresale de una niebla de convección.
La salida o la puesta del
sol son momentos especiales para el aspecto del cielo. Eso sí, son momentos,
insisto. No debemos confiarnos y dejar pasar los minutos porque ese instante
único desaparecerá y no habremos conseguido hacerlo eterno en nuestra
fotografía. Los colores que aparecen en esos momentos (entre los que predominan
los rojos) hay ocasiones en que llegan a dejarte casi aturdido, al borde del
síndrome de Stendhal.
La lluvia añade más cosas a las fotos entre las que destaca
especialmente la formación del arcoíris,
de uno o de varios de ellos. A veces aparecen radiantes e intensos de un lado a
otro del horizonte, mientras que en otras ocasiones solo muestran una línea
débil o una porción del arco, incluso una vez vi uno “al revés”, es decir,
invertido, con las “puntas” hacia arriba. El cielo no esperó y no pude hacer
una foto a pesar de mi carrera a por la cámara.
Solo una parte del arco.
Arcos dobles.
Arco muy bajo debido a lo concreto de la lluvia y al ángulo solar.
También las gotas de lluvia
pueden formar irisaciones
dependiendo de las condiciones de luz y de la nube en la que aparece.
Irisaciones.
Otro efecto que puede formarse
es el halo (también llamado
“antelia” o “aro iris”) y que es un círculo que aparece alrededor del Sol o la
Luna al incidir los rayos de luz en pequeños cristales de hielo a mucha
altitud, por lo que se dan en días fríos y con condiciones especiales.
Halo.
Si se desata una tormenta tenemos la opción de hacer
fotos de rayos y relámpagos. Aquí os conté
algunos consejos para obtener esas imágenes.
Las nubes también se
transforman con la llegada de la noche.
Es cuestión de probar (siempre muy importante para mejorar nuestras fotos) con
distintos ajustes y encuadres. Las luces de las ciudades se reflejan en las
nubes (especialmente en las que se forman a menos altura) y adquieren tonos
rojizos que pueden quedar muy bien en contraste con el color más natural del
resto de la imagen. Si subimos el ISO de la cámara probablemente nos llevaremos
sorpresas al ver el resultado. También podéis ver algo más sobre fotografía
nocturna (solo algo) aquí.
Aspecto del cielo nocturno nublado e iluminado por luz artificial de una población. Antiguo sanatorio antituberculoso de Aigües.
Conversión a B/N.
La Luna se asoma detrás de una nube alcanzada por los últimos rayos solares.
Eclipse solar entre las nubes.
Los últimos de la noche antes de que salga el sol detrás de Cabeçó d'Or.
En muchos casos, a la hora de
hacer fotos de nubes o que las incluyan, debemos pensar en el resultado que
obtendríamos usando en blanco y negro.
Podemos hacerlas en color y luego convertirlas al procesarlas, aunque suele muy
interesante ya pensar en blanco y negro antes de disparar,
para mejorar el resultad final.
Algunos comentarios y consejos:
·
La intensidad de la luz varía notablemente
entre el suelo y el cielo, por lo que debemos ser muy cuidadosos a la hora de
medirla. Se pueden emplear filtros degradados para igualar esa diferencia
lumínica o corregir después la imagen durante el procesado.
·
Es siempre recomendable el modo Manual para
comprobar esa variación y poder elegir los parámetros más correctos antes de
disparar.
·
Ojo con el horizonte si aparece en la imagen.
Debe ser horizontal y lo digo (aunque parezca una perogrullada) porque muchas
veces se nos olvida. Podemos asegurarnos “a ojo” o con la retícula de la
pantalla. También hay quien usa un pequeño nivel (algunas rótulas de trípodes
los llevan) o el nivel electrónico que distintas cámaras incorporan. Si nos
sale inclinado podemos intentar arreglarlo con un recorte posterior de la
imagen, siempre que no afecte a elementos clave.
·
El uso de un filtro degradado de densidad
neutra “mostrará” el movimiento de las nubes, dejándolas con sus formas menos
recortadas, además de crear “sedas” en las aguas en movimiento. Para este
accesorio, el sistema de visión directa (Live
View) hace muy cómoda la toma de imágenes. Ojo, porque al aumentar el
tiempo de exposición, los astros no saldrán totalmente redondos sino ovalados o
como trazos.
·
Un filtro polarizador realzará y contrastará
los colores cuando trabajamos con luz solar.
·
En los momentos de menos luz (o de muchísima),
la temperatura de color es muy especial y si tenemos seleccionado el balance
automático de blancos (AWB) obtendremos un color distinto al real, que podremos
corregir en el procesado o dejar tal cual. Igualmente, podemos “hacer un
blanco” y seleccionar manualmente la temperatura de color (ºK) en la cámara (si
ésta lo permite) y trabajar con colores más ajustados y resultados más precisos.
·
A veces el paisaje que queremos captar es
demasiado amplio para que nuestros objetivos puedan abarcarlo completamente.
Podemos recurrir a hacer una panorámica usando esa función de la cámara o,
mejor, tomar una serie de fotos del paisaje (procurando que se solape parte de
la foto anterior en cada foto nueva) y luego montarlo con algún programa
específico.
Panorámica obtenida con 7 fotos verticales y ensambladas con Canon Photo Sitich.
Área ocupada por cada imagen.
·
El uso del flash viene muy bien para recuperar
la luminosidad de los objetos cercanos que tenemos a contraluz respecto al
cielo. El flash de relleno de la cámara suele ser de potencia insuficiente, por
lo que deberemos usar el externo, bien conectado a la cámara o a mano, tanto a
la vez con el de relleno como solo. Si el tiempo de la exposición es
suficientemente largo, podemos dar varios destellos a mano.
·
Conviene conocer los horarios del orto y el
ocaso del Sol y de la Luna, así como por dónde salen y se ponen.
Recordemos que a nuestro
equipo fotográfico (ese que hemos ido consiguiendo con mucho tiempo y euros) no
suele gustarle el mal tiempo. El polvo, la lluvia o el frío le afecta y es
necesario protegerlo. Para los dos primeros casos hay en el mercado fundas
impermeables de diversos tamaños para que ni la óptica ni la cámara corran
peligro. El frío hará que la batería se descargue con rapidez, por lo que es
buena idea no ponerla en la cámara hasta justo antes de usarla y llevarla
(tanto esa como la de repuesto) en un bolsillo de nuestra ropa.
En cualquier caso (y como
norma general) debemos tener en cuenta que ciertos fenómenos meteorológicos
pueden ser potencialmente peligrosos para nosotros mismos y que debemos ser
prudentes a la hora de hacer fotos con fuertes vientos, oleaje intenso,
tormenta eléctrica, en zonas inundables o cualquier otra situación
meteorológica adversa.
Y también hay que aplicar esto si para hacer esas fotos tenemos que desplazarnos en esas condiciones.
No corras riesgos innecesarios.
Y también hay que aplicar esto si para hacer esas fotos tenemos que desplazarnos en esas condiciones.
No corras riesgos innecesarios.
Pienso que, como siempre en
fotografía, lo más importante es imaginar la foto y aprovechar lo que tenemos.
Desde luego es mucho mejor que andar buscando programas de retoque, imitando a
otros autores o complicándose la vida con excesivos “cachivaches” fotográficos
que, al final, nos fuerzan a depender de esos productos y anulan nuestra creatividad.
Lo de cegarse por la foto “top 10” es absurdo.
Lo
que debe hacer una buena foto es ser capaz de transmitir lo que tú has sentido
al pensarla, verla y hacerla, disfrutando y divirtiéndote en ese proceso.
Y con las nubes no tardes
mucho en hacerla: el cielo no puede esperar.
Podemos obtener buena
información meteorológica, por ejemplo, en las siguientes direcciones y con
versión para móvil:
·
AEMET. Agencia española de meteorología.
Información oficial completa sobre meteorología en España y Europa. www.aemet.es
·
Rain alarm. Información de dónde está lloviendo
y alerta de lluvia próxima o inminente, con mapa de intensidad. www.rain-alarm.com
·
Windgurú. Información sobre zonas costeras y
marinas, con indicación y previsión de vientos y del estado de la mar. www.windguru.cz
Aconsejo este excelente manual
para identificar y aprender sobre las nubes: http://recursostic.educacion.es/multidisciplinar/wikididactica/images/Nubes.pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario