La tarde del pasado 18 nos
ofreció una buena tormenta que ya llegó anunciándose en forma de oscuro y
revuelto arcus, dejando truenos,
viento no muy fuerte y casi nada de lluvia (apenas un litro en la capital, poco
más de tres por aquí) pero un ambiente claramente otoñal. La formación
tormentosa de cumulonimbos llegó a la ciudad pasado el mediodía y sus efectos
duraron hasta cerca de las seis de la tarde.
La puesta de sol se presumía
buena y aprovechamos para acercarnos a la playa de la Almadraba. No nos
defraudó: nubes, luces doradas, arcoíris… Os dejo algunas imágenes.
Una intensa luz dorada empieza a invadir el paisaje.
Arcoíris doble.
Los puntitos que se ven el cielo son algunos de los doscientos aviones roqueros que se concentraron en la zona después de la tormenta.
Después de la tormenta, llega la calma.
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