Después de que en la jornada anterior
la lluvia cayera por casi toda la provincia, hoy nos acercamos a El Hondo a ver
cómo está la cosa de pajarerío. La mañana es templada y las nubes van y vienen,
sin llegar a llover. La primera sorpresa es la presencia de una garceta grande en la charca del centro
de interpretación. El animal va a su aire y no recela mucho de los visitantes,
dedicándose a comer y poco más.
Garceta grande y fochas morunas.
Las cercetas pardillas también parecen dedicarse a lo mismo, mientras
que un grupo de moritos está arreglándose
el plumaje. Uno de ellos lleva una anilla de PVC pero tiene la pata replegada
todo el tiempo que le dura el acicalamiento (más de diez minutos) y para cuando la saca lo hace dándose la vuelta
y ocultándose tras la vegetación. Como no estoy seguro de lo que he podido leer
no la tengo en cuenta.
Moritos.
Hay un buen número de anátidas
y cerca se posa un pechiazul (ahora
llamado ruiseñor pechiazul) que es el primero que veo esta temporada. También
una garceta común se pasea en busca de comida.
Pechiazul.
Garceta común.
Entre la vegetación han
crecido dos largos picos. O eso o es que hay un par de aves ahí. Miro con
cuidado y hay dos agachadizas comunes,
tomando el sol y muy tranquilas. Solo el paso de una vociferante tribu familiar
ciclista les pone en alerta y se mueven un poco (tampoco mucho) para estar más
ocultas. Un bisbita común (ahora
pratense) pasa con esos andares tan divertidos. Veo otro bisbita pero no puedo
llegar a distinguir la especie.
Agachadiza común.
Camuflaje.
Algunos aguiluchos laguneros
sobrevuelan la vegetación y un águila calzada (fase clara) pasa hacia el sur
sin mucha prisa.
Unas doscientas golondrinas comunes (hay algunas dáuricas entre todas ellas) y medio
centenar de aviones comunes van
volando hacia el sur, deteniéndose algunos minutos para comer por aquí.
La mariposa tigre sigue activa igual que caballitos del diablo y
libélulas. Y los mosquitos, porque me he vuelto con dos buenos picotazos.
Mariposa tigre (Danaus chrysippus).
En el observatorio del fondo sigue
escasa el agua. Tres flamencos (uno
con anilla, ilegible por la distancia) se pasean al fondo mientras que 15 chorlitejos chicos corretean en busca
de comida. Un poco más adentro y cerca de un archibebe común, un chorlitejo
grande hace lo mismo. A punto de irme, llega una lavandera boyera.
A la una damos la vuelta y
para casa. La garceta grande sigue a su rollo en la charca del centro de
interpretación y las golondrinas siguen pasando sobre nosotros.
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