lunes, 14 de noviembre de 2022

XL CENSO DE OTOÑO EN EL REFUGIO DE RAPACES DE MONTEJO

 

Los registré con enorme ilusión,

sintiendo por su vida un gran respeto;

conté todos los nidos del cañón,

y a las rocas arranqué su secreto.

 

El Páramo.

Dr. Fidel José Fernández y Fernández-Arroyo (1983).

 

Otro año más, he vuelto a participar en el Censo de Otoño del Refugio de Rapaces de Montejo, que organiza el Fondo para las Hoces del Riaza. Como en la anterior ocasión en que pude asistir (2018), me acompaña Silvia, mi hija.

Todo podría parecer muy similar a anteriores ediciones pero hay una enorme y dolorosa diferencia: Fidel José, alma mater del Refugio, ya no vendrá más. El pasado 20 de septiembre fallecía en Madrid. Yo había hablado con él solo dos días antes para informarle de una cita de correlimos pectoral en el embalse de Linares. Una vez más, se emocionó ante una noticia de sus amadas Hoces del Riaza. “Dime la fecha. ¿Quién lo ha visto?” disparó inmediatamente, añadiendo “otra especie para la lista de vertebrados, ¿hay fotos?”.


Fidel José, feliz, como solo en Montejo podía sentirse.

No verlo ni escuchar su voz mientras nos juntábamos los participantes de esta XL edición para organizar el censo y decidir a qué peña iba cada uno a censar, ha sido muy extraño y doloroso. Siempre era ese el primer encuentro con él durante los censos. ¡Cuánto le hemos echado en falta! Parece imposible que Fidel José no esté, él que era quien mejor conocía este rincón castellano, al que le dedicó 48 años de censos, publicaciones, entrevistas, conferencias, alegrías y por el que recibió también algunos inmerecidos disgustos. Es el censo más extraño que hemos hecho nunca. Hasta la climatología lo ha sido.

Pero el mejor homenaje a Fidel José es realizar este censo y seguir con el resto de su labor. Esa es la idea que todos tuvimos en mente ese fin de semana los más de 120 participantes.


Esta es mi crónica del XL Censo de Otoño.


Con la DANA anegando lo que quedaba a nuestras espaldas dejamos Alicante en la mañana del viernes 11. Tras comer y conocer un poco Riaza y Ayllón, seguimos hacia las Hoces del Riaza, deteniéndonos en la cola del Embalse de Linares, junto a la localidad de Maderuelo. Las aves acuáticas se dejan ver bien y antes ha sido un buitre negro junto a leonados y un esmerejón los que han llamado nuestra atención.

Garza real en la cola del embalse.

Ánades azulones.

Una vez en Montejo de la Vega de la Serrezuela ya nos encontramos con Susi y Juanjo. Un poco después, en Milagros, con ellos y con Noa y sus hijos, charlamos sobre mil cosas.

Al día siguiente, Silvia y yo damos un paseo frente a Peña Rubia. Hace “buen” tiempo, demasiado bueno para estas fechas. Resulta extraño ir solo con camiseta. Un corzo rumia un buen rato bajo una sabina en la cima del cortado.

El corzo en la cima de la peña.

Buitre leonado ejercitando las alas en Peña Rubia.

Buitres leonados.

Antes de las 12 ya estamos en el Centro Cultural de Milagros, donde se realiza la habitual reunión previa al Censo de Otoño. Después de un sentido minuto de silencio en recuerdo de Fidel José, se reparten los permisos de acceso al Parque Natural y demás documentos e instrucciones para el censo. Javier Morala, coordinador de eBird en España, nos explica cómo usar esta aplicación para el censo.

Juanjo explicando el método de censo.
Casi todos los participantes en el censo de este año. 

A las cuatro de la tarde nos encontramos ya en el punto de censo, frente a Peña Rubia, con los telescopios montados y con las primeras anotaciones del censo del atardecer, como la de un veloz halcón peregrino. Nos acompañan Agustín y José, hermano y sobrino de Fidel José que han venido a participar de este evento creado por él. Un verdadero placer contar con ellos.


Al sur, las nubes que vemos son el extremo de la DANA levantina y nos alcanzan en forma de llovizna, viento, rayos y una atmósfera muy especial, censando bajo el arcoíris y envueltos en una luz dorada espectacular. Parece que la propia naturaleza quisiera sumarse con aquel inusual espectáculo al sentimiento por la pérdida de nuestro querido amigo.

El cielo empieza a cambiar.

A sacar los paraguas.
Con mi hija.

Una atmósfera inolvidable.



Silvia observando la peña.




Ver a las aves volar contra ese cielo es una imagen inolvidable. Recortados sobre un fondo anaranjado y tormentoso, pasan dos bandos de grullas que suman en total 112 ejemplares.

Grullas.


Al revisar las fotos he visto que había un par de corzos camuflados en el paisaje y la luz.

A las 19 horas, con el canto del búho real, finaliza el censo de hoy. En Peña Rubia hay 86 buitres leonados.

Merienda hasta pasada la media noche. Risas, charlas con viejos y nuevos amigos y, cómo no, sonrisas y lágrimas recordando a nuestro amigo.

Son las seis y media de la mañana del día 13, con una temperatura de 5ºC (y que llegará a los 18ºC a mediodía, algo inusual para esa fecha del año), y un cielo repleto de brillantes estrellas y una luna casi llena, continuamos el censo, con su parte del amanecer. Los búhos ponen el fondo musical y con el aumento de la luz otras aves empiezan a dejarse ver y oír. Con la luz justa, hacemos el primer recuento de los buitres leonados y solo hay 50. El resto han volado por la noche.

Las grandes aves carroñeras se van colocando al sol que asoma poco a poco y, solo al final de la mañana, cuando la atmósfera se ha caldeado lo suficiente, unos cuantos abandonan Peña Rubia.

Tomando los primeros rayos del sol.

Los pajarillos van dejándose ver. Gorriones comunes, molineros y un moruno revolotean cerca, con el trino del escribano triguero y el canto de la cogujada común y el…, bueno, cómo se llame ese lío de sonidos que emiten los estorninos. Entre la vegetación más espesa se mueven mosquiteros comunes, petirrojos, currucas capirotadas… La perdiz roja, en cambio, canta desde terrenos más despejados. Y en el cielo, es el agudo maullido de las chovas piquirrojas el que inunda el paisaje.

Curruca capirotada

Por encima de Peña Rubia pasan dos corzos, sin prisa, y con ellos acabamos el censo.

Corzo sobre Peña Rubia.

Toca desayunar rápido y asistir a la misa que nuestro amigo montejano y sacerdote Pedro Panizo, da en la iglesia de Montejo en honor de Fidel José y de los montejanos que nos han dejado. Antonio y Matilde, los otros hermanos de nuestro desaparecido amigo, también están aquí, junto a Agustín y José, para este acto.

No puedo explicar el torrente de sensaciones y recuerdos que nos arrollan con las palabras de Pedro. Contener las lágrimas es una tarea casi irrealizable. Quitad el casi y será más fiel a la realidad. Una homilía preciosa, evocadora, sentida y que saca a flote hasta el último recuerdo, conmoviéndonos extremadamente.

Todavía con el cuerpo removido por ese torrente de sensaciones, en la sala de usos múltiples del ayuntamiento de Montejo, debemos comenzar la asamblea del Fondo para las Hoces del Riaza. Mil cosas que tratar y, especialmente, el futuro homenaje a Fidel José y la gestión de su enorme legado de información, todo bajo la firme idea de continuar con todo aquello que él hizo. No será fácil, pero hay ganas y voluntad ¿cómo podría ser de otra manera?

Como siempre, en la asamblea se da un primer resultado provisional del censo: han sido 1.001 buitres leonados los contados al atardecer y 1.175 los registrados al amanecer de hoy. Buenas cifras. Cuando se acabe de elaborar el informe final ya tendremos información más detallada de todo lo observado.

Mis observaciones.

La tradicional comida de después de la asamblea hoy cuenta con casi 60 comensales. Es un momento para recuperar fuerzas, ayudados por el cordero asado y el vino de Ribera del Duero, que dan paso a una charla más tranquila y relajada sobre otros temas distintos.

Una vez acabada, recogemos nuestras cosas del alojamiento rural de Laly y Fernando (que tan bien nos tratan desde siempre) y regresamos a Alicante, felices de las vivencias y horas pasadas.

Hasta pronto, Refugio de Rapaces de Montejo.



 Mi recuerdo a Fidel José en la Circular del Fondo para las Hoces del Riaza nº 29:


ADIÓS, AMIGO

Se nos ha ido un buen amigo, un hombre bueno. Ya no está con nosotros, pero su recuerdo no desaparecerá jamás. Hace muchos años que tuve la fortuna de conocer a Fidel José Fernández y Fernández-Arroyo y he tenido el orgullo de compartir con él no pocas horas de campo y largas conversaciones sobre mil temas relacionados con el Refugio de Rapaces de Montejo y del mundo natural en general.

Todo lo que tuviera que ver con el Refugio le interesaba. El “mándame copia” era una de sus frases más frecuentes, siempre mezcladas con expresiones de asombro y gratitud. Si estábamos en el campo, era difícil pillarlo en un instante en el que no estuviera tomando notas en alguno de sus cuadernos. Solo el aviso del avistamiento de algún animal podía hacer que dejara de escribir aunque, inmediatamente, pasaba a anotarlo.

Nada se le escapaba a Fidel José. Era el infatigable cronista de las Hoces de Riaza, que recorrió durante semanas y semanas durante 48 años de su vida, bajo el abrasador sol o la gélida helada de esas tierras castellanas. Ese esfuerzo titánico, a veces incomprendido, ha hecho que el Refugio sea el espacio natural donde se ha realizado el estudio más intenso y preciso sobre la biodiversidad presente, especialmente en lo referente a las aves y al resto de vertebrados. 

Prueba de ello son los Censos de Otoño, que desde hace 40 años reúnen en el Refugio a decenas y decenas de naturalistas llegados de toda España (y de otros países) para contar durante un fin de semana la población de buitres leonados y otras especies. Fue una apuesta de Fidel José y que se hace siempre de forma altruista y entusiasta, sin que se repita ni en antigüedad ni en intensidad en ningún otro espacio natural.

Genio de las matemáticas (su profesión) y genio de la naturaleza (su vida) ha sido un naturalista único por lo que sabía y por lo que le querían sus amigos montejanos.

Hoy, 20 de septiembre, ha llegado el día de darle un desolador adiós que enturbia los ojos y golpea la mente, pero sé que él seguirá en el Refugio de Rapaces de Montejo, recorriendo feliz e incansable hoces, bosques y páramos, disfrutando de esa vida salvaje que tanto amó, estudió y defendió durante décadas y décadas, durante toda su vida, con tanta pasión. Su dedicación al Refugio, sencillamente, es irrepetible. Y su recuerdo, imborrable, porque cada vuelo de los buitres, a los que tanto quiso, llevará su recuerdo. Cada murmullo del Riaza, llevará su voz.

Adiós, amigo.

Elías Gomis.


Quercus ha dedicado dos páginas completas a Fidel José https://www.revistaquercus.es/noticia/8328/recomendamos/fidel-jose-fernandez:-adios-a-un-gran-naturalista.html

La circular del Fondo para las Hoces del Riaza nº 29 octubre 2022,

https://drive.google.com/file/d/1FaiGppPYzeDyhOtxjcJ5aJFsZCjlUBVZ/view?usp=sharing


Más sobre el Refugio de Rapaces de Montejo en mi blog: 

http://eliasgomis.blogspot.com/2018/11/censando-en-el-refugio-de-rapaces-de.html

http://eliasgomis.blogspot.com/2013/11/vuelta-al-refugio-de-rapaces-de-montejo.html

http://eliasgomis.blogspot.com/2012/10/cuentos-de-una-pena-lejana.html

http://eliasgomis.blogspot.com/2012/04/la-tierra-de-los-buitres.html


2 comentarios:

  1. Censo muy emotivo y para mí uno de los más hermosos.... hemos pensado en Fidel cada segundo en este censo tan especial.

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