Antiguo faro de Cabo Matxitxako, reconvertido en centro de observación de aves y cetáceos.
Nuestro principal objetivo era
participar en una de las salidas que organiza verballenas.com para observar
cetáceos y aves marinas en el Golfo de Bizcaia pero, como a veces sucede cuando
queremos hacer actividades al aire libre, la meteorología se volvió adversa y
24 horas antes de la salida ésta se suspendió por fuertes vientos en la zona.
De todas formas, aprovechamos
y nos fuimos a Bilbao. Gorka y Yolanda, los organizadores de estas salidas, nos
trataron magníficamente y pasamos el sábado visitando (con ellos como
magníficos guías y anfitriones), no pocos puntos de la geografía vizcaína, en
lo que llaman un “ven y cuéntalo”.
El Urdaibai Bird Center, un privilegiado lugar para la observación de las aves de este humedal.
Urdaibai.
Elantxobe.
Cuando llegamos al Cabo
Matxitxako, con el fondo de San Juan de Gaztelugatxe y la Isla de Akatx, nos
hicimos unas fotos apoyando la reclamación global del fin de la masacre de
calderones y otros cetáceos en las Islas Feroe y la libertad de los miembros de
Sea Shepherd detenidos por tratar de impedir esa crueldad ilegal, dentro de la
campaña global #standup 250.
Más tarde la repetimos en el puerto de Santurtzi,
donde está amarrado el “Circe”, el yate que se usa para las salidas.
En Cabo Matxitxako.
En el Circe, en Santurtzi.
Ya acabando la tarde recorrimos
Bilbao, una ciudad que tiene muchas cosas para visitar y el domingo también
hicimos varias visitas a algunos lugares que no conocíamos.
Calle en el Casco Viejo.
San Mamés. Una construcción espectacular.
Estación de FEVE.
El museo Guggenheim.
La fachada (con casi 33.000 piezas de titanio) es muy atractiva para fotografiar.
Puppy es una escultura recubierta de flores muy conocida.
El museo y el puente de Salbeko parecen ser lo mismo.
Salbeko.
Iglesia de San José.
La iglesia de San Antón y el Mercado de la Ribera, junto a la ria.
Acceso al metro (Indautxu).
Vidrio y construcciones.
Torre Iberdrola.
Imágenes del vuelo de regreso.
Nos queda pendiente volver a
concretar nuevamente una fecha para salir a ver ballenas y confiar en que el dios Eolo nos sea más propicio.
Bilbao es una ciudad maravillosa y un ejemplo de gestión municipal en el que todos nos debemos inspirar. Qué buenas fotos.
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