El frailecillo (Fratercula arctica) es una de las aves
con la que casi todos los ornitólogos de estas latitudes soñamos tener al otro lado del ocular de los prismáticos.
Para ver a
esta especie deben ocurrir dos cosas:
a)Viajar
a los lugares donde habita regularmente (y nidifica).
b)Tener
mucha (pero mucha, mucha) suerte y verlos en nuestros mares.
Puesto que cualquier cálculo
tiende a mostrar cabezonamente que el punto b es posible pero bastante
improbable, para cumplir el sueño hay que recurrir al a. Pero una variante pajaril de la Ley de Murphy (ese que señala el lado del que cae la tostada) dice
que si hay posibilidades de que un frailecillo tenga la absurda idea de salir del
Ártico o el Mar del Norte, bajar frente a las costas gallegas, doblar el portugués
Cabo de San Vicente, cruzar el Estrecho de Gibraltar y remontar hasta las
costas de Calpe, pues, sí, como sospechabas, ocurrirá.
Buscando frailecillos y encontrando gaviotas tridáctilas.
Y así fue el pasado 29 de
noviembre cuando una de estas aves apareció en una playa de Calpe y fue llevada
al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Santa Faz, dependiente de la Generalitat Valenciana. Desgraciadamente, y a
pesar de los cuidados que inmediatamente se le aplicaron, a la mañana siguiente
apareció muerta. Una verdadera pena. La anilla que llevaba tiene como origen
Reino Unido y pronto sabremos más. Es el primer frailecillo que entra en el
Centro en los 18 años que lleva abierto.
Quiero aprovechar para felicitar al
personal del Centro por su magnífica labor y agradecerles las facilidades para
las fotos que hemos hecho hoy.
El frailecillo aparecido en Calpe.
Y eso va aparejado a que las
citas (ver el punto b, al principio de este artículo) son muy pocas en la Costa
Blanca y que estas aves son de costumbres pelágicas, lo que dificulta aún más el
poder observarlas e, incluso, el encontrar aves orilladas de esta especie.
Si además tenemos en cuenta que suelen volar muy bajas y a grandes velocidades
(a casi 90 km/h si el viento es favorable) acabamos de entender por qué aquí “no
hay” frailecillos.
Su espectacular pico hace que
sea conocido como “loro de mar” y los gallegos lo llaman “arao papagaio”
por la misma razón. Se distribuye por el Atlántico Norte y el Océano Ártico
(desde Groenlandia a Nueva Zembla), acogiendo Islandia la mitad de la población
mundial.
Europa alberga al 90% de
la población mundial. Se ha registrado un continuo descenso poblacional (ya es
raro que podamos decir lo contrario de alguna especie) que viene derivado de la
depredación por parte de especies invasoras, el agotamiento de los recursos
pesqueros, las capturas accidentales en arte de pesca y la modificación de los
bancos de peces. Como ejemplo para hacernos una idea, la colonia de la escocesa
isla de Fair contaba con 20.200 ejemplares en 1986 y veintiséis años después
quedaba la mitad (10.700), registrándose el fracaso por el menor número de
visitas de los padres para alimentar a los pollos y por la menor cantidad y
calidad del alimento aportado.
Para quitarnos el mal sabor de
boca, os dejo con algunas fotos de estas increíbles aves en uno de sus reductos
reproductivos, las inglesas islas Farne.
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