Aprovechando el “puente” de
Santa Faz vamos anillar al Algar con el aviso de Aemet de una alta probabilidad
de lluvias. Ya en Benidorm se nota el viento racheado y en ocasiones fuertes y al
llegar al Algar decidimos reducir el número de redes a solo tres por ese motivo
y también porque hoy solo vamos Toni, Marta y yo.
Toni y Marta, anillando.
Cuando estamos montando la
tercera red, recibimos la agradable visita de la concejala de medio ambiente
del ayuntamiento de Altea, Beatriz Nomdedeu, que viene a conocernos y a ver qué
es esto del anillamiento de aves. Puede ver todo el proceso desde el principio y
soltar una golondrina que anillamos, mientras conversamos sobre las aves y el
río y el futuro de todo ello. Esperamos seguir manteniendo un contacto regular
que sirva para conservar este paraje tan destacado especialmente para la
avifauna.
Con una app podemos seguir la
evolución del frente lluvioso que ya empieza a asomarse por detrás de la Sierra
de Bérnia. La lluvia se nos acerca y desmontamos dos de las redes, mientras nos
divertimos recordando la que nos pilló en la sesión de Aigües del pasado año (-ver-).
Dejamos instalada solo la de la “zona oscura”, que es en la que más aves han caído.
El cielo, cada vez más amenazador.
La lista de hoy, de 23
ejemplares, es sencilla y sin apenas recuperaciones. Es la siguiente:
Golondrina común 20 ex.
Pico de coral 1 ex.
Ruiseñor bastardo 2 ex.
Pico de coral, con el plumaje de intenso color por la época de celo.
Poco antes de las diez tenemos
que desmontar la única red que mantenemos. Caen gruesas gotas que son el preludio
de la lluvia que se nos echa encima. La temperatura ha bajado notablemente: de
los 13ºC que teníamos a las siete de la mañana a la hora de irnos apenas
llegamos a los 8ºC. En las montañas más altas de la provincia (Aitana, Montcabrer, Mariola...) se forma una fina capa de nieve, eso que llamamos un enfarinat de neu.
Sacando siete golondrinas que han caído a la vez en la red.
La sesión de esta mañana,
aunque recortada por la lluvia, ha sido muy productiva, con una veintena de
capturas de esas grandes viajeras que son las golondrinas, que me siguen
fascinado por su carácter nómada, por su aerodinámico diseño y por el magnético
azul metálico de su plumaje.
Color mágico.
Su regreso cada primavera es
como una señal de que el ciclo de la vida no se ha interrumpido y que tenemos
la oportunidad de hacer que se repita otro año más.
La tradicional foto de grupo, hoy dentro de la caseta por la lluvia.
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