Pardela balear.
La pasada mañana del día 27
fue la elegida para hacer una inspección del Morro de Toix y del Penyal d’Ifac
en busca de nidos de cormorán moñudo,
especie que desde 2009 nidifica en el Parc Natural de Serra Gelada (especialmente
en Illa Mitjana) y zonas limítrofes.
La mejor forma es hacerlo
desde la mar así que con la amable invitación de Rebeca y Dani (rutesdemar.com)
salimos con su barco en una mañana luminosa y sin oleaje. Con ellos además
vamos Laura, Toni Zaragozí, Toni Mulet, Joan, Pau, Pepe Santamaría y su hermano
Tomás, a quien hacía muchos años que no veía. Y yo, claro.
A punto de salir de
Portosenso, comentamos cómo se notan les
minves de gener y que son un notable descenso el nivel del mar debido a las
altas presiones atmosféricas que provocan ese efecto y un estado de mar llana.
Calculamos que puede haber un descenso de unos 50 cm.
Sol, viento nulo y mar llana.
En la escollera vemos a un martín pescador y algo más lejos hay un
roquero solitario.
Partimos.
En primer lugar nos dirigimos
al Penyal donde vamos registrado visualmente su enorme mole pétrea. Lo rebasamos y al
pasar por su cara norte encontramos un agujero que nos parece sospechoso. Dani
maniobra un poco para mejorar el ángulo de visión y podemos ver a un moñudo
dentro del nido.
La nidificación en el Penyal queda confirmada este año.
Bérnia, Morro de Toix y Penyal d'Ifac.
Los hermanos Santamaría buscando.
El nido.
Cormorán moñudo (juv.).
Gaviota patiamarilla.
Gaviota patiamarilla (juv.).
Continúa la búsqueda.
Seguimos buscando pero no
encontramos más, a pesar de que miramos todos los agujeros que parecían
propicios. Varios cormoranes grandes y moñudos
se solean en las rocas o pasan de un lado a otro. Una garza real está por lo alto del acantilado y también vemos al halcón peregrino y a decenas de gaviotas patiamarillas flotando como
motas blancas en el cielo azul intenso. Nos vamos volviendo hacia el Morro de
Toix sin dejar de mirar los cortados.
Garza real.
El Penyal por su lado más alejado de la costa.
Pero antes vemos que hay un
pesquero con una buena cola de aves marinas a su popa y nos acercamos a comprobar
qué son.
A la llegada a su altura vemos
dos alcas comunes flotando y
buceando. La verdad es que cuando las ves recuerdas que si hay alguna especie
de ave marina en el hemisferio norte equivalente al pingüino es esta.
Alcas comunes.
Hay un centenar de pardelas baleares tras el pesquero y en
sus proximidades. Nos alegra especialmente verlas ya que en esta temporada no
estaba habiendo citas numerosas por nuestras latitudes de esta amenazadísima
ave. Algunas pasan formando esos rápidos “trenes” y otras flotan a la espera de
que el pesquero vuelva a tirar descartes.
El Penyal se queda atrás. Se pueden ver Serra Gelada, Benidorm, Puig Campana, Morro de Toix, Penyal d'Ifac, Serra d'Oltà, Calp...
Pardelas baleares pasando frente a Calpe.
Unos alcatraces atlánticos pasan con su enorme envergadura, como si
fueran los dueños de aquel espacio, mientras centenares de gaviotas siguen al
pesquero con un continuo tirarse al agua en busca de comida.
Alcatraz atlántico.
Nos vamos, ahora sí, hacia el
Morro de Toix. Vemos las antiguas pesqueres,
vestigios de una casi olvidada actividad de pesca en la que se descendía por
las verticales paredes de estos acantilados, ayudados de pies, manos y cadenas
y cuerdas (a veces, escalerillas metálicas) hasta colocarse el pescador en
diminutas plataformas que se había fabricado y, desde allí, tratar de obtener
sus capturas, casi siempre de noche y en busca de calamar.
Escalador y a su izquierda una de las escalas de les pesqueres.
Otro halcón peregrino vuela sobre nosotros a nuestro paso mientras una garceta común pesca en la socavadura
que el mar ha erosionado en el acantilado. Varios escaladores practican en la
zona y nosotros seguimos sin encontrar más nidos.
Halcón peregrino.
Garceta común pescando en una socavadura.
Formaciones cálcareas (estalactitas).
La erosión crea formas curiosas.
Una de les pesqueres en el centro de la foto.
Fondeamos en una pequeña
calita para almorzar. De fondo escuchamos el pupupú de una abubilla. Las patiamarillas esperan a ver si les
echamos algo y un gavilán atraviesa
el cielo por encima de nosotros.
Almorzando y recuperando fuerzas.
Selfie grupal.
Curiosas formaciones geológicas.
Jovencillo de moñudo muy clarito.
Después del estupendo
almuerzo, bajo un sol más de mayo que de casi ya enero, retornamos al puerto,
finalizando la búsqueda. Con una café nos despedimos hasta otra próxima salida,
mientras una ardilla corretea por los
cables del tendido telefónico, igual que hizo a la hora de salir.
Tras despedirnos, parte del
grupo nos vamos a las salinas de Calpe. Unos flamencos aterrizan justo cuando llegamos, al lado de otro grupo. Uno
de ellos lleva anilla de plástico y todos se quedan de repente mirando hacia
arriba, sin que sepamos el motivo. Éste resulta ser un águila calzada que pasa en dirección
a la sierra d’Oltà, donde vuela otra gran rapaz
que no podemos identificar. Varios tarros
blancos se dejan ver así como una focha
común.
Sigue pareciendo incongruente ver imágenes así.
Una culebra de escalera a la que falta parte de la cola está tomando el sol cerca del camino. Muchos colirrojos tizones y petirrojos se dejan ver por la zona así como algunos aviones roqueros.
La culebra de escalera.
Ooteca.
Ahora sí que se acaba la
salida, que ha resultado muy divertida e interesante, preparando ya la próxima.
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