Hoy, día 15, vuelvo a El Hondo dos días
después de la última visita (-ver-) esta vez con la compañía de Luis Fidel y
Sergio Arroyo.
Entre San Felipe Neri y el
acceso al Parque Natural un mochuelo
me mira desde un poste con gesto somnoliento. Las fochas cornudas siguen fieles a la charca del centro de
interpretación y una de ellas sigue alimentando su hijo. Tres conejos se alimentan de la hierba entre
el grupo de ánade azulones que hacen
lo mismo. Una cerceta pardilla (con
anilla PN) también va y viene dedicada a lo mismo.
Cerceta pardilla y azulones.
Cerceta pardilla anillada.
Dos de los conejos.
Un avetorillo aterriza sobre la vegetación y solo podemos distinguirlo
cuando se mueve, al contrario que el calamón,
perfectamente visible por su brillante azul e intenso rojo.
Hay que fijarse bien para ver al avetorillo.
Calamón.
Los abejarucos dejan oír su canto así como un alcaraván.
Azulones.
La charca del Rincón está
mucho más vacía: cinco correlimos de
Temminck y un reducidísimo número de chorlitejos
chicos, cuando éstos superaban los trescientos en la anterior visita. No
muy lejos resuenan disparos de escopeta y puede que hayan espantado a las aves.
No es para menos.
Nos vamos a La Reserva (con
breve e intenso aguacero incluido) y desde el segundo observatorio podemos
observar a unas confiadas y cercanas cigüeñuelas.
Más lejos hay un grupito de veintitantos combatientes
y un centenar de correlimos zarapitínes,
así como una docena de agujas
colinegras, garcetas comunes, avocetas, gaviotas reidoras y otras aves.
Cigüeñuela.
Avoceta.
Gaviota reidora.
Combatientes.
Unos cuantos flamencos se encuentran a nuestra
izquierda pero a gran distancia. Un archibebe
oscuro pasea por una orilla más lejana y al fondo una culebrera europea sobrevuela unos árboles, posándose un rato en
ellos.
Casi doscientos moritos pasan volando formando una
irregular V tumbada, internándose en El Hondo.
A la salida nos encontramos
con una mariposa tigre que más o
menos se deja fotografía.
Danaus chrysippus
José Liarte y su familia nos
informan de la existencia de un panal de avispas en el acceso al primer
observatorio, así que ya lo sabéis. Ellos se llevaron varios picotazos.
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