El verano va dando las
primeras señales de su fin. Una de esas advertencias del cambio es la aparición
o desaparición de algunas especies de aves. Ir a “pajarear” en estas fechas
requiere salir mentalizado de que algunas aves que no veíamos desde hacía
meses han regresado (quizás solo por unos días) y otras que ya eran habituales
están preparándose para su viaje migratorio.
El descenso (mínimo) de las
temperaturas y ese trajín de aves que van y vienen animan a salir a “pajarear”.
Día 22. Salinas de Calp.
Las cigüeñuelas comunes jóvenes aprenden a desenvolverse pero siguen
bajo la vigilancia de sus padres, atentos siempre a cualquier peligro. Son la
viva imagen de la fragilidad.
Cigüeñuela común.
Los flamencos se reúnen en ruidosos grupos mientras que las gaviotas parecen preferir descansar.
Unos tarros blancos se mueven por el
agua, lejanos y lentos.
Sigue siendo sorprendente cómo
resiste la vida salvaje en este paraje.
Día 23. Les Puntes de Gosàlbez
(área recreativa).
Tras el inesperado y
gigantesco éxito del año anterior (ver), Jana y yo volvemos a anillar aquí. Hace frescoreta
cuando llegamos y acabamos anillando 8 aves: 3 currucas cabecinegras y 5 currucas
carrasqueñas. Éstas son nuestro principal objetivo por tratarse de una
especie que aquí es migrante.
Curruca carrasqueña.
Poco antes de las 10,
desmontamos y nos vamos pero, en ese tiempo, vemos:
Perdiz Roja
Paloma torcaz
Chotacabras cuellirrojo (1
ex.).
Vencejo pálido
Abejaruco europeo (15 ex.).
Pito real ibérico
Alcaudón real (2 ex.).
Urraca común
Cogujada montesina
Golondrina común
Curruca cabecinegra
Curruca carrasqueña
Mirlo común
Tarabilla común europea
Estrilda común (4 ex.).
Gorrión común
Jilguero europeo
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