El amanecer del día 2 me pilla
en la Playa del Pinet. Marcos Real vio el día anterior un colimbo ártico en
esta zona y aunque la mar está perfecta para la observación, no lo puedo ver.
Pero, como diría un Tagore pajarero, si lloras por no ver el colimbo, las
lágrimas no te dejarán ver otras aves… o una preciosa salida del sol, por
ejemplo.
Los cormoranes grandes son muy abundantes. Cuento 166 ex., la mayoría
pescando y otros en vuelo hacia tierra. Pasan 2 alcas comunes en vuelo hacia el sur así como 5 pardelas baleares en dirección contraria. 5 charranes patinegros hacen vertiginosos picados en busca de peces.
Dos gaviotas de Audouin caminan por la orilla y parecen estar atentas a
los pescadores de la orilla.
En la orilla, más cercanos, corretean los correlimos tridáctilos. Parecen
repartidos en dos grupos, uno de 5 ex y otro de 7 ex. Son muy confiados y pasan
con esas divertidas carreritas esquivando las olas a apenas un metro de mí.
Más arriba hay un zarapito trinador muy activo en la búsqueda
de su desayuno.
Me tomo un café en el restaurante del final, contemplando el manso mar (y vigilando por si aparece el ártico) y, a eso de las diez, me voy a las cercanas salinas del Pinet.
Apenas bajo del coche, una preciosa águila pescadora pasa sobre la orilla opuesta a poca altura (se refleja su imagen en el agua), volando hacia el norte y acabando por posarse en un lejano poste.
Las agujas colinegras buscan comida sin parar en la salina con sus largos picos, mientras que los correlimos comunes recorren las orillas picoteando continuamente. Más tranquilos están los archibebes claros. Están quietos, como cargándose de energía antes de ponerse en marcha, aunque alguno está medio escondido en la vegetación y apenas le dan los rayos solares.
Los flamencos están todos juntos, no como las gaviotas picofinas que se han repartido más extensamente. Un chorlitejo grande corretea por una de
las isletas y un par de chorlitejos
patinegros hacen lo mismo por la orilla, compartiéndola con cigüeñuelas, andarríos chicos y archibebes
comunes.
Las avocetas van de un lado a otro sin parar de cribar el fango con sus
curiosos picos. Al fondo, vuela un aguilucho
lagunero.
En el pinar canta ruidoso el mirlo común y el alcaudón meridional vigila desde una rama seca. Hay mucha
tranquilidad y silencio por lo que los cantos llegan perfectamente.
Me voy al Clot de Galvany,
donde al poco de llegar me encuentro a Luis Fidel y damos una vuelta por el
paraje, viendo aves y con una estupenda conversación en la que se mezcla de todo. Poco después aparecen Blas
Fernández y sus amigos.
Un mochuelo europeo permanece un buen rato sobre un árbol, con sus amarillos
ojos vigilantes. Observamos un buen número de cercetas comunes, así como patos colorados, fochas comunes, cucharas
europeos, zampullines comunes, martín pescador…
También vemos un macho de cerceta carretona, que llega volando y
se mete en la vegetación, lo mismo que hace un avetorillo, aunque a este puedo verlo semioculto.
La lista de aves se completa
con un aguilucho lagunero, ánade friso, malvasía cabeciblanca
(al menos, 4 ex.), tarro blanco, garza
real, cormorán grande, porrón europeo y otras aves.
Cómo en El Pinet, es muy agradable que hoy el lugar esté tranquilo y sin excesivos visitantes, uno de los aspectos que más se ha ido perdiendo estos años y un valor muy importante para un área protegida.
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