domingo, 27 de agosto de 2023

MIGRACIÓN, CETÁCEOS Y DOS BIMBOS


De nuevo, viaje al sur de la península, con muchas observaciones. Pasando cerca de la Sierra de María (Almería), un alimoche común pasa sobre la autovía, volando hacia el suroeste.

Al día siguiente (el 21), dos buitres negros vuelan cercanos a la carretera, no lejos de Barbate y de La Janda, peleando contra el fuerte levante que sopla.

Datos de la Fundación Migres entre el 24 de julio y el 20 de agosto.


En el observatorio del Migres (ya en Tarifa) el levante es todavía más intenso y eso hace que las grandes aves no se atrevan a pasar el Estrecho de Gibraltar. Dan vueltas en el cielo como queriendo comprobar si las condiciones mejoran y pasar a África pero es imposible.  Un ostrero euroasiático recorre la orilla mientras en el cielo esperan milanos negros, cigüeñas blancas y un águila calzada. Solo golondrinas y vencejos se atreven con el levante y los 14 kilómetros de mar.

Cigüeña blanca.

Milano negro.

Cigüeñas blancas.

El día 22, primer bimbo del viaje. En el parking municipal de Tarifa, entre varios estorninos, hay un bulbul naranjero. Se deja ver en uno de los eucaliptos y entre los mismos desaparece. Y muchas golondrinas comunes descansando.

Golondrinas comunes, la mayoría jóvenes.
Milano negro sobre Tarifa.

De camino hacia Gibraltar vemos un par de cigüeñas negras en vuelo no lejos de la carretera.

En el Peñón de Gibraltar, el levante ha formado una espesa niebla y solo el lado de sotavento está más o menos despejado. Las aves más destacadas que se pueden ver son milanos negros, cigüeñas blancas y un halcón peregrino. De todas formas, los habitantes más llamativos son evidentemente los macacos de Berbería (“los monos de Gibraltar”), omnipresentes sobre todo en las partes más altas y con más turistas.

Macaco de Berbería.
Los monos imponen.


Aunque es una reserva natural, es excesivo el número de taxis que suben a viajeros y los llevan a todos los puntos del Peñón para que no tengan que caminar. Estamos en una sociedad en la que a muchos solo le importa hacerse la foto, sin saber ni siquiera dónde está ni nada más.



Curiosas señales de tráfico en el Peñón.

Al día siguiente vamos a la zona del Parque Natural de los Alcornocales. Yendo hacia el precioso pueblo de Castillo de Castellar, un águila se mueve sobre los árboles. Es un pajizo de águila imperial. Más arriba se escucha el sonido de los abejarucos comunes camino al sur mientras que un cuervo, milanos negros y buitres leonados comparten el cielo con ellos.

Parece que hubo algún problema con los nidos y la iglesia.


Duna de Bolonia.

Playa de Bolonia.

Faro de la Punta del Camarinal.

El 24 nos vamos a pasar el día a Tánger. Desde el ferry vemos un paíño europeo, un paíño de Wilson, 3 pardelas cenicientas y 3 pardelas baleares. El levante es más suave y al menos un par de milanos negros consiguen llegar a África.

En esa ciudad marroquí veo otro bimbo. En mitad de la kasba, en una callejuela estrecha y sobre los cables de una fachada hay un escribano sahariano. Es muy bonito y demasiado confiado para un escribano.

Escribano sahariano.


Camello.

El 25, salida con el barco de Turmares en busca de cetáceos. Aunque las orcas eran el premio gordo no pudimos dar con ellas. Eso sí, disfrutamos con decenas de calderones comunes y de delfines listados.

Delfín listado.


Calderón común.




El Estrecho siempre está muy concurrido.


También vimos atunes rojos y peces luna. Uno de estos, estaba siendo desparasitado por una gaviota.

Pez luna (dcha.) y la gaviota.

De aves pudimos ver 11 pardelas cenicientas, 3 pardelas baleares, 3 paíños comunes, un paíño de Wilson, 2 abejeros europeos, un centenar de milanos negros, una garza real, un águila calzada…

Pardela cenicienta.

De regreso a Tarifa y ya para volver a casa, hacemos una última visita al observatorio del Migres, donde ya hay otros pajareros. El levante ha aumentado y ha formado una niebla que no deja ver la costa africana. Las aves no se atreven a cruzar y esperan volando cercanas. Al poco, la situación cambia y la visibilidad mejora. Y empieza el espectáculo que es la migración de las aves.

La niebla empieza a levantar.

Culebrera europea.

En una foto cuento 507 cigüeñas blancas (en total llegarían a mil) se juntan en un bando parpadeantemente blanquinegro que cruza casi al completo. 

Más de medio millar de cigüeñas blancas.


Un buitre leonado también está por la zona, dudando qué hacer. Al menos 3 cernícalos primillas, 2 culebreras europeas, 2 águilas calzadas y más de 200 milanos negros están en la línea de salida y van cruzando.

Milano negro.

El tramo de mar es el gran problema. No hay térmicas que puedan crear sustentación.

Buitre negro.

Cernícalo primilla.

Los que lo tienen más claro son lo abejarucos europeos (más de un centenar) y golondrinas.

Abejarucos.

Al irnos, ya casi llegando a la carretera, se añade un aguilucho cenizo.

Sin duda, esta zona es una delicia para la observación de las aves en uno de sus momentos más espectaculares como es la migración. Y de la fauna marina, además de la gastronomía y los paisajes litorales.
















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