domingo, 27 de julio de 2025

TARDE POR EL CLOT DE GALVANY

Paseo por el Clot de Galvany en la tarde el viernes 25. Continúa el levante lo que hace que el calor sea más soportable y no hay mucha gente en el paraje.

El cielo está ocupado por golondrinas comunes y vencejos. De éstos, puedo distinguir pálidos y comunes. También alguna golondrina dáurica y unos pocos aviones comunes. En una de las charcas, entre las golondrinas, veo varios aviones zapadores que también se alimentan raseando el agua.

Un ki-ki-ki me recuerda a un cernícalo vulgar pero es un torcecuello europeo el que ha dado ese cato al volar hasta un algarrobo seco. No lejos hay varios papamoscas grises cazando insectos.




Sobre otro árbol, canta un mirlo común, que tiene algunas plumas blancas y una anilla en una pata. Solo puedo leer un que hay un “72” en la inscripción.

Solo puedo descubrir una malvasía cabeciblanca y una cerceta pardilla, ambas nadando lejanas. Del casi centenar y medio de flamencos comunes puedo ver dos con anillas pero solo puedo leer una: MNSB.



Gaviotas reidoras, una gaviota patiamarilla, unos 7 fumareles cariblancos y un par de charrancitos comunes se mueven también por la laguna.


Nadan por allí varios somormujos lavancos, zampullínes comunes y zampullines cuellinegros y en las orillas aparece una buena representación de ardeidas: garceta común, garcilla bueyera, garceta grande, garcilla cangrejera, garza real, garza imperial, avetorillo y martinete, en diferentes números.

Un alcaraván común llega en vuelo con característico canto. Por las orillas corretean dos andarríos chicos, un andarríos grande y dos chorlitejos chicos. Más pausadas se mueven dos cigüeñuelas comunes.

Una tarde estupenda con 59 especies observadas.

Lista de eBird https://ebird.org/checklist/S262836139


viernes, 25 de julio de 2025

LIBROS PARA PAJARER@S (VII)

 


La propuesta de hoy es una guía de aves muy peculiar que me ha encantado. Es una guía que no sigue con todo lo que nos tienen acostumbrados ese tipo de libros pero, es cierto que cumple su función, incluso más que las clásicas, por cómo te muestra las especies de aves ibéricas y las rarezas que se dejan ver por aquí.

Se trata de

Guía de las aves desesperantes de España

Con ese título ya vemos que nos encontramos frente a algo diferente. Víctor J. Hernández (responsable de la editorial que lo publica, Tundra Ediciones (ver), especializada en ornitología) dice en el prólogo: “Consigue también está guía animarnos a disfrutar de la observación e identificación de las aves sin las cargas, temores y el gesto grave de quienes se toman demasiado en serio a sí mismos”.

El autor es Àlex Mascarell, conocido ilustrador y naturalista, habitual en otras muchas obras de Tundra Ediciones, o el Handbook of the Birds of the World y el Handbook Mammals of the World de Lynx Edicions.

En las 167 páginas del libro, repletas de ilustraciones magníficas, nos muestra, de forma muy especial, a las aves españolas, con aquellos rasgos que ayudan a identificarlas, apoyados con comentarios personales de cómo le ha ido con esas especies.

Ordenadas en grupos, las aves aparecen bajo epígrafes muy “de campo”, con ilustraciones de los distintos plumajes que pueden presentar. Añade láminas dobles en los casos de las aves desesperantes, con claves que ayuden a ir descartando especies que conducen a una identificación correcta.

Tengo que decir que la he leído entera (sí, en lugar de consultarla por especies, me he leído una guía de aves de principio a fin, como una novela) y que me ha hecho reír con muchos de los textos y, a la vez, me hacía fijarme en aquellos puntos críticos para saber qué especie estábamos viendo.

Puede que alguien considere que ya no tiene nada más que aprender de aves (como mucho, puede que en algún libro más serio y académico) pero se equivoca de pleno. Con este libro se aprende de verdad y de una forma muy divertida. ¿Qué mejor que hacerlo de este modo?

También está a la venta su versión en catalán: Guia dels ocells desesperants de Catalunya.

Muy recomendable. Mucho.


Otros libros propuestos:

¿Para qué sirven las aves?, de Antonio Sandoval (ver)

El reclamo de las aves marinas, de Adam Nicolson (ver)

Cómo hablar balleno, de Tom Mustill (ver)

Rutas en el cielo, de Rebecca Heisman (ver)

 A vista de pájaro, de Scott Weidensaul, (ver)




lunes, 21 de julio de 2025

HASTA LAS ESTRELLAS Y MÁS ALLÁ


Este fin de semana han coincidido varios cumpleaños y onomásticas familiares y era un buen momento para volver a visitar Galáctica, un centro de divulgación astronómica en Arcos de las Salinas, en la turolense sierra de Javalambre.

Además, las previsiones de las condiciones atmosféricas son idóneas y es uno de los mejores fines de semana de este año para poder observar la Vía Láctea.

Antes de eso podemos ver icnitas cerca de la localidad de Corcolilla. Son las huellas dejadas por varios dinosaurios terópodos hace millones de años y que se han fosilizado en el fango arenoso por el caminaron esos gigantescos animales. Es un BIC y se ha instalado una cubierta para proteger el yacimiento.

Terópodos. Fuente: KoprX - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0 https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=79137616.


En cuanto a pajarerío, veo buitre leonado, golondrina común (con varios nidos en el patio de nuestro alojamiento), golondrina dáurica, vencejo común, abejaruco común (algo más de 100 ex. en un tendido junto a la carretera), mosquitero papialbo, triguero, escribano montesino, zarcero políglota, colirrojo tizón y paloma torcaz.

Colirrojo tizón.


Nido de golondrina común. Las aves entraban y salían continuamente sin prestar atención a nuestra presencia que no les molestaba en absoluto. La cámara disparó en modo remoto.

 

El nitrógeno en nuestro ADN, el calcio de nuestros dientes, el hierro de nuestra sangre, el carbono en las tartas de manzana… todos fueron creados en el interior de las estrellas. Estamos hechos del material de las estrellas.

Somos polvo de estrellas que piensa en estrellas. (Carl Sagan).

 

Tras una interesante visita guiada a Galáctica, cenamos en su exterior mientras el equipo del centro montaba los cuatro telescopios para la actividad de observación nocturna que había programada. Las estrellas van apareciendo, primero las más brillantes como Arturo y el “triángulo del verano”: Vega, Altair y Deneb. Pero rápidamente aparecen más y más. El firmamento, como dice Dave Bowman en 2001, una odisea del espacio, “Está lleno de estrellas”.

La calidad del cielo nocturno es sobresaliente en este lugar, una de las mejores del mundo, ya que se juntan varias condiciones que hacen que se pueda observar el firmamento con una nitidez y oscuridad espectaculares. Por eso, muy cerca está el observatorio astronómico de Pico del Buitre, a 1.957 metros de altura (prácticamente, la cima más alta de la sierra de Javalambre), dependiente del Gobierno de Aragón y especializado en materia oscura y del que depende Galáctica.



Visitando las cúpulas de observación en Galáctica.


Galáctica bajo la Vía Láctea.

Minutos después,  se empieza a distinguir, sin ningún tipo de problema, el espinazo de la noche, la Vía Láctea, repleta de estrellas y las constelaciones van formando sus imaginarios aspectos por toda la bóveda celeste. La Osa Mayor es muy fácil de distinguir y, con ella, la estrella Polar y la Osa Menor. Casiopea, Escorpión, Cisne, Dragón, Cefeo, Lira, Águila… entre otras, también podemos localizarlas sin dificultad.

Los planetas aparecerán bastante más tarde (el primero será Saturno) pero nosotros ya no los vemos al habernos ido.

Acostumbrados al cielo nocturno de Alicante, con su contaminación lumínica, humos, aerosoles marinos y demás, contemplar un cielo oscuro como este te hace comprender que nuestra forma de vida nos roba algo que nos pertenece y que permanece grabado en algún rincón de nuestra memoria más primitiva.

Comienza la actividad que hoy se llama “Maratón celeste” y los monitores, en completa oscuridad, (excepto por unas mínimas luces rojas, para que los ojos se adapten y nos permitan ver mejor) nos van explicando de forma muy amena qué es lo que vamos a ver esta noche. El objetivo es el espacio profundo, en el que iremos viendo, con esos telescopios, estrellas dobles, cúmulos, nebulosas, galaxias… Algunos de ellos son visibles a simple vista y también nos sorprenden cuando los miramos con nuestros prismáticos.



Lo mismo nos pasa cuando observamos con los prismáticos regiones del firmamento y pasamos nuestra visión por la Vía Láctea. El número de estrellas se multiplica dentro de esa especie de nube de puntitos de luz que cruza el firmamento.

 

La astronomía es una lección de humildad, una invitación a mirar más allá de uno mismo y aceptar nuestra pequeñez en el universo. (Neil deGrasse Tyson).

 

La enorme vastedad del espacio, las distancias a las que se encuentran las estrellas (la más cercana, Alfa Centauri, está de la Tierra a 4,36 años luz (41,2 billones de km) y, sobre todo, lo poquísimo que conocemos y comprendemos de él, nos pone en nuestro insignificante lugar, ese en el que desarrollamos nuestras alegrías y preocupaciones, y que no es más que en un pequeño planeta, de un sistema solar corriente, girando junto a una vulgar estrella y en un rincón anodino de nuestra galaxia, una más entre las más de medio centenar que forman nuestro Grupo Local llamado Vía Láctea, una zona del universo de unos 10 millones de años luz de diámetro.

Aquello de que los seres humanos somos los reyes de la creación, no soporta ni el más mínimo análisis científico.

El universo que vemos es tan enorme que las estrellas que podemos ver es porque la luz que emitieron ha llegado hasta nosotros mucho tiempo después en un viaje a la velocidad de la luz. Por tanto, lo que vemos, ya no existe como lo vemos. Existió hace años, muchísimos años (millones) en la mayoría de los casos, tantos que podemos ver algunas estrellas que no existen y, a la vez, no ver otras que ya están. Es lo que tienen esas gigantescas distancias, incluso para la velocidad de la luz.

Para ir aderezando la noche, la lluvia de estrellas de las Delta-Acuáridas nos regala la visión de media docena de estrellas fugaces, alguna bastante espectacular. Otros trazos luminosos que vemos son satélites artificiales que pasan siguiendo sus órbitas.

 

El cielo ha sido y es una inspiración para toda la humanidad. Sin embargo, su contemplación se hace cada vez más difícil e, incluso, para las jóvenes generaciones empieza a resultar desconocido. (Declaración de París).

 

La temperatura va bajando conforme avanza la noche y, al final de la actividad, aparecen unas pocas nubes que brillan por la luz de las construcciones de la costa valenciana. No molestan para los últimos vistazos con los telescopios con los que hemos contemplando el cielo nocturno. Ese brillo nos recuerda que la actividad humana no solo afecta al suelo, a los animales y plantas, al agua, al aire sino que alteramos hasta la visión del propio cielo nocturno.


Las estrellas "girando" alrededor de la estrella Polar (arriba, a la izquierda). A la derecha de la imagen, y  a pesar de la distancia, nubes iluminadas por las luces del litoral valenciano.

Andrómeda es nuestro último objetivo de la maratón celeste. Es la única galaxia que podemos ver que está fuera de la Vía Láctea. A 2,5 millones de años luz de la Tierra, es una galaxia en espiral con un billón de estrellas que se dirige hacia la Vía Láctea a unos 300 km por segundo y que acabará colisionando con ella. Tranquilos, no hay de qué preocuparse: eso ocurrirá dentro de unos 4.500 millones de años.

Al final de la actividad de observación, aprovechamos para seguir desfrutando de la calidad de ese cielo y hacer algunas fotos de él.

Pero la visita no acabó aquí. El domingo pudimos disfrutar en Galáctica de una visión del Sol con telescopio (con filtro de hidrógeno ɑ, para una mejor visión de la cromósfera solar) contemplando manchas solares, protuberancias, fulguraciones, filamentos, granulosidades… lo que es la verdadera “cara” de nuestra estrella y que su brillo siempre nos había ocultado… hasta ese día.


Cuanto más claramente podamos enfocar nuestra atención en las maravillas y realidades del universo que nos rodea, menos gusto tendremos por la destrucción. (Rachel Carson). 


Esta es la lista de lo más destacado que observamos esa noche:

Con telescopio:

- Albireo.

- Cúmulo globular M13.

- Galaxia M82.

- Nebulosa Dumbbell.

Y a simple vista:

- Doble cúmulo de Perseo. (Debajo de Casiopea)

- Galaxia Andrómeda. 

- Cúmulo de Ptolomeo. (Centro de la vía láctea).


Volveremos otra vez, seguro.

martes, 15 de julio de 2025

LIBROS PARA PAJARER@S (VI)


 

Otra recomendación de lectura pajarera:

 

A vista de pájaro

La odisea global de las aves migratorias

 

Escrito por el estadounidense Scott Weidensaul, autor de más de treinta libros sobre naturaleza y finalista del Pulitzer, y publicado en nuestro país por Debate (ver), es un libro en el que se profundiza en el fascinante fenómeno natural de la migración de las aves.

El autor va recorriendo los conocimientos obtenidos en ese tema, desde los más antiguos a los más recientes y que, pese haberse descubierto facetas y aspectos desconocidos, todavía no se conocen muchos aspectos de la migración de las aves. Las nuevas tecnologías han entrado con fuerza en estos estudios y prometen dar muchas más sorpresas en muy poco tiempo, que muchas veces es más que el lapso de tiempo que se dispone para evitar la destrucción de esos puntos claves.

Sin duda, conocer mejor los aspectos de la migración de las aves, contribuye de forma decisiva a la conservación de las aves y de los espacios naturales.

En sus 444 páginas, es el propio el autor que se viaja a los lugares donde las migraciones de las aves tienen puntos críticos en sus desplazamientos. En algunos de ellos, la actividad humana se ha convertido en una grave amenaza, aunque la actitud de los conservacionistas y científicos puede que todavía permita tener una mínima esperanza. China, Chipre, Alaska, Bahamas… son algunos de los lugares en los que explica en primera persona el porqué de su importancia para las aves y qué se está haciendo para su conservación y quiénes son los que están tratando de evitar la extinción, muchas veces con esfuerzos heroicos y sacrificados.

Una lectura indispensable para quienes saber más de la migración de las aves, aplicando aquello del porqué, cómo, cuándo y dónde.


Otros libros propuestos:

¿Para qué sirven las aves?, de Antonio Sandoval (ver)

El reclamo de las aves marinas, de Adam Nicolson (ver)

Cómo hablar balleno, de Tom Mustill (ver)

Rutas en el cielo, de Rebecca Heisman (ver)

Diez aves que cambiaron el mundo, de Stephen Moss (ver)


lunes, 14 de julio de 2025

LIBROS PARA PAJARER@S (V)


 

Otra sugerencia más para lectura pajarera y no tan pajarera.

La propuesta esta vez es


Diez aves que cambiaron el mundo


Está escrito por de Stephen Moss, un apasionado naturalista y divulgador inglés, autor de más de 30 libros y artículos. Está editado por Salamandra (ver).

El autor nos presenta a diez especies de aves (alguna ya extinta y otras al borde del abismo) y su relación con el hombre y cómo esta afectó a la propia humanidad.

Esa interactividad, generalmente no ha sido beneficiosa para las aves, pero, de todas formas, dejaron una huella muy marcada en los humanos, a veces positiva y otra negativa, influyendo en sucesos históricos, el arte y la ciencia. Todo ello se va relatando en sus 381 páginas de forma amena y minuciosa, con muchos detalles y una amplia bibliografía de apoyo.

Con su lectura se aprenden muchas facetas de la estrecha relación entre aves y seres humanos y que los ornitólogos también hemos pasado por alto.

 

Otros libros propuestos:

¿Para qué sirven las aves?, de Antonio Sandoval (ver)

El reclamo de las aves marinas, de Adam Nicolson (ver)

Cómo hablar balleno, de Tom Mustill (ver)

Rutas en el cielo, de Rebecca Heisman (ver)



martes, 8 de julio de 2025

EL TÍO DEL PALILLO

 


Llega el verano, hace ¡chas! y aparece a tu lado.

Lo cierto es que nos acompaña todo el año, metamorfoseado en otros seres reconocibles. Él es la cumbre del saber… del saber del cuñadismo, claro. No comenta ni opina: dictamina y pontifica. Y lo hace con desdén, porque el resto de seres no alcanzamos sus estratosféricos niveles de conocimientos. Él ya ha superado el cuarto y va a por el quinto milenio. Incluso tiene un máster de terraplanismo por la universidad del bar de Paco.

Su carta de presentación es el palillo mordisqueado moviéndose entre los dientes.

Y una de sus frases favoritas es: “tos los veranos hace caló”, lanzada hacia el televisor que anuncia una nueva ola de calor sin que la anterior haya terminado o hacia cualquier paisano que esté en su radio de alcance y a los que tiene el imperioso deber de ilustrar con su sapiencia.

Y se queda esperando, mirado alrededor, con una sonrisa y el palillo en la boca, mientras la frase flota en el aire calentado más de cerca de los 40 ºC que de los 35 ºC y con una humedad relativa que roza la de la selva tropical. Quiere comprobar si los demás asienten, dándole la razón, que, a fin de cuentas, es de lo se alimenta dicho individuo. Pero si no se le dan, mira con condescendencia, aprieta el palillo en los labios y murmura “pobres ignorantes”.

Atmósfera cargada de polvo africano, un fenómeno cada vez más frecuente y que causa problemas respiratorios. Parque inundable La Marjal (Alicante), 2021.


Diga lo que diga el del palillo, la realidad es la realidad. En los últimos años llevamos una serie continuada de récord tras récord de temperatura y de fenómenos meteorológicos extremos. El cambio climático está comenzando a mostrarse con más virulencia y en más sitios. Es una verdadera emergencia climática lo que tenemos delante, aunque los negacionistas quieran adoptar la postura del avestruz, enterrando la cabeza en la tierra de “lo he visto en yutú” o “y me lo ha dicho mi primo”. Postura que, por otro lado, les deja con el culo al aire, que es como queda esta gente.

 

Quiero que escuchen a los científicos. Y quiero que se unan detrás de la ciencia. Y luego quiero que actúen”. Greta Thunberg, activista medioambiental.


El aumento de las temperaturas y la pérdida de humedad (incluida el agua superficial y subterránea) por la sequía, son algunos factores en la formación los de incendios forestales. Vall d’Alcalà (Alicante), 2022. 


Por mostrar algunos datos (si, esos que tienen rigor científico), pongo a continuación varios extraídos del último informe de Aemet (año meteorológico 2024) (ver):

-2024 fue el tercer año más cálido de la serie histórica en España, que arranca en 1961. Tuvo un carácter extremadamente cálido, al igual que los años 2022 y 2023, el primero y segundo más cálidos.

Gráfica con la evolución de las temperaturas medias diarias (2024). En rojo los valores por encima de la media.

-Los once años más cálidos de la serie histórica se han registrado en el siglo XXI. La temperatura media anual de España ha ascendido 1.69 °C desde 1961 hasta 2024.

-Enero, agosto y noviembre de 2024 fueron los más cálidos desde que hay registros. Hubo tres olas de calor, mientras que no se produjo ninguna ola de frío. Se registraron a lo largo del año 31 récords de días cálidos y ningún récord de días fríos, cuando lo esperable en un clima sin alterar hubieran sido cinco récords de cada.

Valores medios de temperatura en España (1961-2024).

-La temperatura promedio del agua del mar de las zonas circundantes a España alcanzó los 20 °C. Fue el segundo año con las aguas más cálidas. En una serie de datos que comienza en 1940, tan solo 2023 y 2024 han alcanzado o superado esa temperatura media anual. Se batieron récords de temperatura diaria en zonas del Mediterráneo y de Canarias.

Evolución de la temperatura superficial media del agua del mar Balear en lo que llevamos de 2025. La línea gruesa indica los valores hasta la fecha de publicación de la gráfica. Claramente se dispara por encima del valor medio de los últimos años.

 

Mapa con representación gráfica de los valores de variación de la temperatura del agua del mar respecto a la media en lo que llevamos de 2025.


-2024 fue húmedo en el conjunto de España, con una precipitación que alcanzó el 105 % de su valor normal. Al terminar el año continuaba la sequía meteorológica de larga duración que había comenzado en marzo de 2023, aunque había ido perdiendo intensidad.


-El 29 de octubre se produjo un extraordinario episodio de lluvias torrenciales asociado a una dana en la provincia de Valencia, que provocó una gran riada. Se produjeron grandes daños personales y materiales. La estación meteorológica de Turís batió récords de precipitación a nivel nacional en una hora, triplicando el umbral considerado para precipitación torrencial; y en seis y doce horas, duplicando en este caso el récord anterior.

El pasado día 1 de julio, la boya de la isla de Sa Dragonera (Mallorca) marcó una temperatura del mar de 30,67 ºC. En general, la red de boyas marinas está marcando en estas fechas de hasta 6 ºC por encima de la media, con esta anomalía extendida por todas las masas de agua que rodean a España.

Temperatura superficial del mar registrada por la boya de Sa Dragonera el 1 de julio de 2025 (13:00-13:43 h GMT) Fuente: iMar, Aemet.

El aumento de la temperatura atmosférica y marina, además generan el deshielo de las masas de hielo en las regiones polares, lo que hace, entre otras cosas, aumentar la altura del nivel del mar y altera la circulación de las corrientes marinas, modificando el clima global (temperatura, lluvias, tormentas, vientos, etc.).

Se estima que el 10% de las personas del planeta viven en regiones costeras. El aumento del nivel del mar ya es un hecho constatado. Playa del Pinet, Alicante, 2017.

 

Negar el cambio climático se cobra vidas”. Jorge Olcina, catedrático de Geografía e Historia y director del Centro de Climatología de la Universidad de Alicante.

 

Es una descomunal cantidad de energía que se acumula en el mar y que puede acabar transfiriéndose violentamente a la atmósfera conformando fenómenos meteorológicos extremos como precipitaciones muy intensas y muy localizadas, con efectos devastadores.

Un mar muy caliente es una fuente de energía acumulada para tormentas violentas y lluvias torrenciales. Bahía de Alicante, 2012. 


Desgraciadamente, por estas tierras sabemos perfectamente de lo que hablamos. Tenemos una larga historia de sucesos de “gotas frías”, “riadas” y “pantanás”, forma de referirnos a enormes precipitaciones en muy poco tiempo y en áreas muy pequeñas. 227 personas fallecieron en la última dana, en octubre del año pasado. 219  de ellas corresponden a habitantes de la Comunidad Valenciana, con una falta de actuación negligente y vergonzosa de aquellos que tenían la obligación de velar por la seguridad de los ciudadanos, sin que nadie haya dimitido, ni cesado ni (por ahora) haya sido condenado.



Playa de la Albufereta (Alicante), desembocadura natural (de ahí el nombre de la playa) del Barranco de Maldo, tras unas intensas lluvias torrenciales en 2015. Cada vez que llueve con cierta intensidad, la arena de la playa es arrastrada por las aguas que lleva el barranco (“alicatado” y sin suelo ni vegetación natural) y ha de ser “recompuesta” con maquinaria, como en el castigo de Sísifo.


Históricamente, el ser humano ha sido capaz de alterar el territorio, transformando bosques en cultivos, desviando y embalsando ríos, desecando humedales, abriendo grandes minas, etc.

También ha alterado el equilibrio biológico, llevando a miles de especies de seres vivos a la extinción o a situaciones extremas. Por el contrario, esa acción ha favorecido la expansión de plagas y la aparición de especies invasoras que perjudican a la biodiversidad, a la agricultura, a la ganadería y a las personas.

El ser humano ha contaminado el cielo, la tierra y el mar, desde las regiones polares a los fondos abisales marinos con toda clase de residuos, productos químicos, sustancias radiactivas y un largo etcétera, con efectos todavía desconocidos a largo plazo. El caso de los osos polares contaminados con DDT o el de los CFCs que dañaron gravemente la capa de ozono que nos protege de las radiaciones ultravioletas, son solo un par de ejemplos, quizás los más conocidos.

Las grandes ciudades se convierten en “islas de calor”, por el funcionamiento de aparatos de climatización, el transporte y otros elementos, que provoca que ese calor añadido al del aire ya existente no pueda disiparse por las edificaciones que impiden el paso normal de las brisas. Tampoco hay suficientes zonas con sombra y vegetación que puedan amortiguarlo. Alicante, 2020.

La mezcla de todo esto, además de los efectos sobre la fauna y flora, afecta a la propia población humana, especialmente a aquellos más pobres, pero es un efecto de alcance global. Las olas de calor son especialmente peligrosas para personas con problemas cardiovasculares o respiratorios y más en los de edad avanzada. El cambio alcanza todos los elementos de la vida y a todas las regiones de la Tierra.


“El planeta se está volviendo más caliente y más peligroso ningún país es inmune”. Antonio Guterres, secretario General de la ONU.

 

A consecuencia del cambio climático, los hábitats de muchas especies están desapareciendo, lo que supone que esas especies han de abandonarlos y, en muchas ocasiones, eso supone su extinción y la extinción es para siempre.

Ahora, en una especie de salto mortal, la actividad humana ha conseguido afectar al clima terrestre. Ya no es algo que puede tocar o coger como lo que había hecho hasta el momento. Está modificando el clima del planeta, el de todo el planeta. Si ya hemos sobrepasado el punto de retorno para reconducir la situación es algo que temen los científicos.

Incluso, llegamos más allá. Estamos provocando una contaminación lumínica que nos niega el derecho a disfrutar del cielo nocturno. Si vivís en una gran ciudad, contad cuantas estrellas podéis contar por la noche. Con suerte, algo más del 10% de las que se podrían ver. Y cada vez serán menos porque la contaminación creada en las ciudades refleja esa luz del alumbrado y oculta el brillo de las estrellas.


El aumento del calor reduce la humedad del suelo, lo que hace desaparecer la vegetación y, a su vez, provoca una menor retención de la humedad ambiental, del terreno y su fertilidad, lo que aumenta el calor. Una pescadilla que muerde la cola. Fondo seco del embalse de Amadorio, 2014.

 

Mariposa apolo, adaptada a climas alpinos, uno de los más afectados por el cambio climático. Vall de Sorteny, Andorra, 2021.


 

Zorzal real en la Font de l’Arbre, Aitana, Alicante, 2021. Las aves de lugares fríos y que llegan a zonas muy concretas con ambientes similares enclavadas en áreas geográficas más templadas son las que más acusan el cambio climático.


Por ejemplo, las especies adaptadas a climas alpinos están viendo como el aumento de las temperaturas las deja sin fuentes de alimentación al desaparecer aquellos recursos que solo prosperaban allí y de los que se alimentan. Además, en muchos casos, favorecidas por ese calor, aparecen especies competidoras en sus territorios que antes no estaban, lo que les deja con menores posibilidades de encontrar comida.

Pero el alcance es global. Llega a todas las especies del planeta (nosotros también somos una especie más del planeta) y es uno de los factores que está conformando la llamada “Sexta Extinción”, un proceso provocado por la actividad humana en el que científicos están constando una pérdida de biodiversidad entre 1000 y 10000 veces mayor a la que cabría esperar por causas naturales.

También ocurre lo mismo con las aves marinas, el grupo más amenazado globalmente. En la imagen, la colonia de alcatraces atlánticos de Bass Rock, Escocia, en 2009. Desde 2014 ha sufrido un descenso de parejas nidificantes de un 25-30%. El cambio climático es un factor muy importante en el descenso de las poblaciones, al que se han sumado otros factores como una epidemia de gripe aviar y la sobre explotación de los recursos pesqueros.

 

Ante una amenaza sin precedentes, no hay espacio para la indiferencia o el negacionismo. Lo que está en juego no es solo el porvenir del ambiente, sino la vigencia misma de la humanidad y sus derechos”. Nancy Hernández López, presidenta de la Corte Iberoamericana de Derechos Humanos.

 

El cambio climático (emergencia climática), además, agudiza los efectos anteriores: más sequías, menos fuentes de alimentos, calor extremo, huracanes, epidemias, hambrunas, plagas… muertes por calor. Junio de 2025 ha sido el mes más caluroso en España desde que hay registros, con 380 muertes relacionadas con el calor (datos de Aemet).

Nubes en la noche, iluminadas por las descargas eléctricas de una tormenta. Alicante, 2021.

Lo sufrimos todos pero, especialmente, los pueblos menos desarrollados son los que tienen una menor capacidad de resistencia ante los cambios y que, en muchos casos, ya arrastran muchos años de inestabilidad política y conflictos armados, que tienen como origen los recursos naturales de esas zonas.

 

En 1980, había 15 noches tropicales al año, ahora son 80 o más: el pasado año, en algunos lugares llegamos a tener 120”. Jorge Olcina, catedrático de Geografía e Historia y director del Centro de Climatología de la Universidad de Alicante.

 

Ya no es solo el calor diurno, momento en el que desarrollamos la mayor parte de la actividad humana, el que ha ido a más. El aumento de las temperaturas (con la “ayuda” de un mar cada vez más caliente) hace que las noches se “tropicalicen”, con los termómetros marcando valores que no bajan de los 20 ºC, en especial en regiones mediterráneas. Eso crea una falta de confort térmico que impide un descanso eficaz de las personas, afectando directamente a su salud.

Imaginad lo que suponen las llamadas “noches tórridas” en las que el termómetro no baja en toda la noche de los 25 ºC. En 2024 se registraron más de 30 noches tórridas en puntos del sur de la península Ibérica.

El tema está de tal manera que se empieza a utilizar el término “noche ecuatorial” para aquellas que no descienden en ningún momento de los 26 o 27 ºC.

Valores registrados por el observatorio meteorológico de Aemet en Alicante (30 de junio a 6 de julio de 2025). Las mínimas en este periodo (elegido como ejemplo) han sido todas de entre 23,3 ºC y 24,5 ºC, lo que se conoce como noches tropicales y muy cerca de las noches tórridas. Y eso que apenas ha comenzado el verano.

 

El intento de conseguir ese bienestar térmico en las regiones más desarrolladas se basa en el mayor uso de sistemas de refrigeración y durante más tiempo, para poder hacer frente a las cada vez más numerosas olas  de calor.

La energía necesaria para mantenernos más frescos frente al calor que hemos aumentado con nuestra actividad industrial, se obtiene con sistemas producidos industrialmente que provocan una mayor demanda, con lo que necesitamos consumir más recursos naturales y producir más energía, emitiendo más gases contaminantes, en un proceso que sigue aumentando ese calentamiento global.

Evolución del CO2 registrado en Izaña desde 1984. Un alza imparable.


 Un círculo cerrado que ahoga al clima.

Conocemos la existencia de cambios climáticos anteriores producidos por fenómenos naturales (incluso más rápidos) en las temperaturas, en el régimen de lluvias, en los niveles de CO2, en el volumen de las masas de hielo, en la intensidad de las corrientes marinas, etc. que provocaron un cambio climático de impacto global. La investigación de esos cambios climáticos ocurridos anteriormente nos muestra cuáles son sus efectos y porqué deberíamos evitar tener que enfrentarnos a esa situación.

Ahora el origen del nuevo cambio climático está en la actividad humana. Somos los guías por cielo, tierra y mar de los jinetes del apocalipsis.

 

El individuo del palillo, lo remueve entre los dientes y repite su mantra: “tos los veranos ha hecho caló”.

 

Claro que sí. Siempre ha hecho calor  en verano. El problema (el gran problema) es que cada vez hace más calor y durante más días y el proceso acelera más y más, hacia un futuro preocupante.

 

 

¿Qué podemos hacer?

-Reducir el consumo de combustibles fósiles y electricidad no ecológica, así como de productos no indispensables.

-Reutilizar y reciclar, especialmente los productos no biológicos.

Nota: Lo de “dame una bolsa” en el súper se puede evitar llevando las nuestras. En el mercado hay una gran variedad de bolsas ecológicas reutilizables y reciclables.

-Usar aparatos y vehículos de consumos más eficientes.

Nota. Un aparato más eficiente es algo más caro al principio, pero el ahorro económico durante su vida de uso lo compensa.

-Usar el transporte público o reducir y compartir el uso del privado.

Nota: El problema es el casi siempre deficiente e ineficaz (y,  muchas veces, caro) sistema de transporte público que tenemos, que nos fuerza a usar el vehículo particular.

-Votar a partidos políticos que propongan acciones reales para evitar el cambio climático.

-Evitar el derroche de agua.

-Consumir productos respetuosos con el medio ambiente y alimentos de proximidad y de temporada, ecológicos si es posible, evitando derroches.

Nota: Hace unos meses compré en un supermercado unas cebollas. Cuando llegué a casa vi que su origen era ¡Nueva Zelanda! ¿Qué huella de carbono habrán dejado? ¿De verdad es necesario que las cebollas viajen desde las antípodas? ¿No pueden venir de más cerca? Porque, como as meigas, haberlas haylas.

-Formar parte y apoyar a ONGs medioambientales y de desarrollo.

Nota: Hay muchas para elegir. Solo a modo de ejemplo: Médicos sin Fronteras, BirdLife, Sea Shepherd, WWF, Amnistía Internacional, Ayuda en Acción y otras muchas más de acción más próxima.

 

Y, sobre todo, no hacer caso al tío del palillo.