viernes, 26 de agosto de 2022

MIGRACIÓN DE AVES Y CETÁCEOS EN EL ESTRECHO DE GIBRALTAR (I)



Parte 1. La migración de las aves


Miles y miles de aves volaban al sur en bandadas grandes y pequeñas. Algunas lo hacían en la dirección contraria y otras al sesgo, en la oblicua. Las hileras que formaban unas veces ascendían, otras descendían. Contemplé aquello con fascinación. Las águilas iban arriba del todo. Planeaban con sus poderosas alas extendidas, describiendo grandes círculos. ¿Qué significaba para ellas la distancia?

Por el territorio del Ussuri.

Vladimir Arseniev.

 

 

Este extracto de la novela, en la que se basó la inolvidable película Dersu Uzala, muestra el asombro de un grupo de personas asistiendo al paso migratorio de miles de aves en las regiones siberianas. Más cercanos a nosotros, el Estrecho de Gibraltar es otro de esos “puentes” entre continentes que muchas especies utilizan para cruzar en busca de sus territorios de reproducción o de invernada.

En Tarifa, la Fundación Migres, con la ayuda de voluntarios, organiza desde hace años en el Observatorio del Estrecho, un seguimiento de las aves que pasan a África.

Milano negro.

Hasta la fecha de escribir esta entrada, la Fundación Migres ha publicado las siguientes cifras sobre las aves (he escogido las más numerosas) que han cruzado el Estrecho esta temporada:

 

18-24/7

2-31/7

1-7-/8

8-14/8

15-21/8

suma

Cigüeña negra

0

0

0

0

5

5

Cigüeña blanca

62.698

25.924

21.823

11.408

20.457

142.310

Milano negro

20.715

26.058

63.332

56.619

34.801

201.525

Buitre leonado

271

86

145

154

354

1.010

Culebrera europea

176

167

279

249

737

1.608

Águila calzada

82

68

191

197

1208

1.746

 

En ese mismo periodo de tiempo, el total de aves ha sido de 350.979.

Está claro que muchos otros ornitólog@s van por allí a disfrutar de este espectáculo natural y así hemos hecho nosotros.

El primer día (23 de agosto) la fuerza del levante (con rachas de más de 66 km/h) ya indicaba que el pase iba a ser muy pobre. Desde el observatorio de Cazalla veíamos a las aves dar vueltas y vueltas.

Algunos milanos negros se acercaban a la costa pero los 14 km de mar del Estrecho les echaban para tierra. A pesar de estar en el punto más al sur del continente europeo, ese tramo sin corrientes térmicas, es una amenaza para las aves planeadoras. Cruzar esa distancia para esos animales es casi imposible en esas condiciones de viento.

Desde el observatorio de Cazalla (COCN). Al frente, la playa de Los Lances y a la izquierda, Tarifa.

Las aves más pequeñas resultaban más difíciles de ver por el intenso viento.

Muchos más milanos negros, acompañados por 3 buitres leonados, un par de alimoches europeos, varias águilas calzadas y otras rapaces, daban vueltas impacientes en cielo. Golondrinas comunes, aviones comunes, vencejos comunes y algún vencejo pálido pasaban veloces empujados por el viento y bajo los multicolores abejarucos comunes con sus cantos.

Nos acercamos al observatorio del Migres el levante era igual de intenso. La costa africana se veía ahí, muy cerca, pero demasiado lejos para las aves.

El observatorio del Migres.


 

La previsión anunciaba que al día siguiente el levante amainaría. Reservé la mañana de ese día para hacer una salida en barco en busca de cetáceos así que decidimos volver al observatorio del Migres a mi regreso.

Intento de cruce.



Ya os cuento aquí fue la salida cetácea, seguimos con las aves.

Efectivamente, esa mañana tenemos también levante pero más moderado (las rachas son de poco más de 30 km/h) y, ligeramente después del mediodía, volvimos al observatorio. Hay muchos milanos y muchísimas cigüeñas blancas cicleando. Los milanos se acercan otra vez hasta la costa y siguen desconfiando de pasar. Durante la travesía en barco, he visto a dos de ellos cruzando hacia las costas marroquíes, así como a un aguilucho lagunero y a un águila calzada.


Aparece un gran bando de cigüeñas blancas. Centenares de puntos blanquinegros van llenado el cielo. Y cada vez llegan más hasta ser unas 500 aproximadamente.

Se van hacia el mar, casi por la vertical de Tarifa, pero, inesperadamente, giran y se vuelven tierra a dentro. Tanto que las perdemos de vista detrás de los montes.

Nos quedamos desilusionados, pero confiamos en que el levante que cada vez es más suave, no les vuelva a asustar.

Un águila calzada cruza y la perdemos de vista ya casi en Marruecos. Cigüeñas, vamos, que ya estaréis agotadas y hambrientas de estos días de espera. África os espera.

La costa marroquí.

Pasan ruidosos y multicolores bandos de abejarucos. Son muy numerosos. Fácilmente, más de mil ejemplares en 3 horas. Aviones, golondrinas y vencejos también son un goteo constante.

De repente, el cielo se empieza a oscurecer en un punto lejano. Un vistazo por el telescopio nos lo aclara: las cigüeñas regresan. Y vienen con más amigas. Muchas más. Si el anterior bando nos pareció grande, este es ya gigantesco. Una estima muy prudente, tras contar varias porciones del bando, nos dice que son unas ¡3000 cigüeñas!

Es una larga nube que se va prolongando cada vez más. Al llegar a la costa parece que hay un momento de pánico, pero siguen adelante. Mejor ver este vídeo:

Bando de cigüeñas migrando.

Pequeña porción del bando de cigüeñas.
Haciendo fotos de porciones del bando hicimos el cálculo de ejemplares.

Tres mil cigüeñas crean con su paso un puente vivo en el cielo entre Europa y África, respondiendo a la llamada biológica de buscar territorios más seguros en el sur después de nidificar por medio viejo continente. Es un viaje ancestral y espectacular, algo que las condiciones biológicas del planeta han marcado, especialmente en las aves, desde hace millones de años.

La migración supone un gran reto a las aves, pero también es la garantía de supervivencia de esas especies. Es un viaje de ida y vuelta anual, del hemisferio norte al sur y regreso, de muchos miles de kilómetros repleto de peligros (humanos y naturales) pero también es fruto de la adaptación a las condiciones ambientales derivadas de las estaciones meteorológicas.

Cuidado, amigo milano, que no son gigantes, ¡que son molinos!

¡Vamos! ¡A África!

Entre las brumas del litoral marroquí perdemos de vista al enorme bando de cigüeñas, pero ha llegado, seguro que sí. Nosotros así lo deseamos y estamos convencidos de ello.

Algunos milanos parecen haberse animado al ver el éxito de las cigüeñas y tiran para África. Hay ejemplares que todavía se dan la vuelta y esperan sobre Tarifa y alrededores.

Regreso a Tarifa.

Milanos sobre Tarifa, esperando a cruzar.
La Isla de Tarifa, el territorio más meridional del continente europeo.

Los aguas de los 14 kilómetros del Estrecho son peligrosas para esta clase de aves.

Con el reciente e impresionante recuerdo del bando de cigüeñas apuramos el tiempo en el observatorio hasta que ya debemos irnos.

Ha sido una experiencia inolvidable. Habrá que volver a vivirla.


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