sábado, 31 de enero de 2015

PÁJAROS 0, REDES -1


De todas las veces que he ido a anillar, la sesión de esta mañana ha sido la más breve y extraña de todas. Tras un primer intercambio de posibilidades de lugares y horarios y buscando el lugar y el momento en que mejor pudiéramos capear este temporal de viento que nos azota, elegimos ir el sábado por la mañana a la zona de Aigües. A las siete de la mañana la temperatura es de 20ºC (sí, como si fuera verano) debido a la ponentà que sopla. Caen pequeñas gotas que aumentan un poco a la llegada a Aigües. 
Localizamos un buen sitio y plantamos la primera red (la más larga) que presagia buenos augurios de capturas. Decidimos poner otra a unos pocos metros pero, cuando ya la tenemos desliada, el viento aumenta repentinamente de intensidad y una inesperada lluvia espesa y lateral nos azota. Boquiabiertos podemos ver cómo pasan grandes cortinas de agua de esa misma lluvia casi horizontal arrastrada por el fuerte viento. Parecía que una manguera gigantesca se había cebado con nosotros.
Ahora entiendo aquella secuencia de la película “Forrest Gumb” (ver).

Con Marta y Violeta (al pino piñonero no le hacía falta que lo sujetáramos).  :)

El huracán rompe uno de los palos de la red que teníamos ya montada y la derriba sobre un almendro. Caos. Tratamos de desengancharla con el menor daño posible pero el árbol está justo en el borde del margen del bancal y la lluvia no ayuda. Intentamos desenredarla pero no es nada fácil. Además, ya estamos completamente mojados. Aviso a Violeta para que tenga cuidado y no vaya a caerse y el que acaba en el suelo soy yo. Eso es educar con el ejemplo.
Al final hay que sacrificar la red para poderla quitar y salir en busca del refugio de los coches.
Allí dentro, entre la calefacción a tope y el termo con café con leche calentita, cruasanes y galletas, conseguimos recuperarnos.

Resucitando.

El tiempo sigue muy inestable por lo que decidimos dejar lo de anillar para otro día. Es mi sesión de anillamiento más corta y, además, con un resultado sorprendente:
Pájaros: 0, redes: -1.
Nos acercamos a dar una vuelta por la zona del Preventorio. Las construcciones cada vez están muy ruinosas y peligrosas.


Charlando.

Intentamos regresar dando una vuelta por el Embalse de Amadorio y tratar de ver algo, pero la lluvia vuelve a arreciar y los pájaros (con mucho (pero mucho) más sentido común que nosotros) han decidido ponerse a buen resguardo. 

Suspendemos también esa idea.


Nos queda aún tiempo para tomar otra bebida calentita en un bar de Aigües antes de volver. Con las cálidas tazas en las manos, coincidimos en que ha sido una mañana extraña pero en la que, a pesar de todo lo que nos ha pasado, nos hemos divertido un montón.
Hay que volver y probar otra vez.


Esperemos que los elementos entonces nos sean más benévolos.


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