Situado al Nordeste de la ciudad de
Alicante, entre las Playas de La
Albufereta y la de San Juan, es un paraje destacado de la
geografía alicantina. Las huertas que antaño le dieron nombre, hoy han
desaparecido y buena parte de su superficie está construida. Únicamente algunas
zonas protegidas y la línea de costa (si bien, no toda) recuerdan todavía cómo
era este paraje.
Iniciamos nuestro
recorrido en la Playa
de La Albufereta
donde, una vez más, maquinaria de obras andan removiendo la arena, tratando de
arreglar los desperfectos de las avalanchas de agua que bajaron por el barranco
en las últimas lluvias.
Antes de llegar ala Playa
de La Almadraba ,
encontraremos restos de la explotación pesquera de los tiempos de la ocupación
romana. Recordemos que el yacimiento de Lucentum está muy próximo de aquí.
Antes de llegar a
En La Almadraba podemos ver la
arena de pésima calidad (tamaño de grano enorme) que se vertió en esta playa
allí hace poco en una actuación de regeneración pésima.
Vista al anochecer desde la Playa de la Almadraba
Enseguida nos encontramos la enorme
explanación que pretendía ser el arranque del complejo del puerto deportivo de
Puertoamor, paralizado a principios de la década de los ochenta. El corte del
flujo de agua marina que crea esta obra influye en las calidades de aguas y
arenas de los alrededores. Desde este punto tenemos una excelente vista de la Bahía de Alicante, cerrada al
sur por el Cabo de Santa Pola y la
Isla de Tabarca.
Tomamos un sendero
que sale a la izquierda (pegado a un muro de ladrillo del centro de disminuidos
psíquicos) y que se interna brevemente entre espesos matorrales. En las laderas
encontramos muchas especies vegetales como el Asterisco (Asteriscus maritimus), los Gamones (Asphodelus sp.) o la Palmarina (Thymalea
hirsuta). Vemos cómo algunas construcciones se encuentran casi en la misma
línea de costa y pronto llegamos a la
Cala de los Judíos.
Construcciones y la
línea de costa
Dormilones o Agrets (Oxalis pes-caprae)
En una roca, frente a la pequeña
cala, es fácil ver algunas aves marinas como el Cormorán Grande (Phalacrocorax carbo) y la Gaviota de Audouin (Larus audouinii) descansando y tomando el sol, siempre
que no haya demasiada gente en la zona. La Garceta Común (Egretta garcetta) estará pescando en
algún tramo tranquilo o pasará en vuelo siguiendo la costa.
Euforbia, Asterisco y Palmarina.
Seguimos hacia Cala Cantalar y
podemos observar los efectos ambientales naturales sobre el terreno. El suelo
del Cabo de las Huertas está formado por areniscas del Mioceno Superior (de
hace entre 11 y 6 millones de años) que en algunos puntos pueden aparecer bajo
rocas más recientes, formadas por microconglomerados muy ricos en fragmentos de
fósiles, aportados por playas y dunas fósiles del Cuaternario, de unos 100.000
años de antigüedad.
La naturaleza carbonatada de las
rocas hace que, en los puntos de contacto con el mar, se presenten formaciones
kársticas, como microdolinas (o kamenitzas),
una serie de pequeñas depresiones circulares en la roca, o el lapiaz, que crea
en las rocas múltiples acanaladuras y crestas afiladas.
Si la orilla está formada por rocas
de cierta altura, observaremos cómo el oleaje ha ido creando socavaduras en la
línea de rompiente. En la misma orilla, pero más alejadas del mar, podemos
encontrar otras socavaduras de mayor tamaño, motivadas por la fuerte erosión
que provoca el agua marina y el viento y que recuerdan a las olas, con la
cresta mirando al mar. Si nos fijamos, veremos diversos fósiles.
El oleaje constituye un elemento erosionador muy potente,
formando socavaduras por la parte inferior de las rocas de la costa
En primer término, fósil de Clypeaster, un gran erizo marino cuya máxima expansión se produjo hace 10
millones de años
Fragmentos fósiles de Clypeaster.
Cala Cantalar está ocupada en parte
por la ¿última? urbanización que se construyó en las cercanías del mar.
Cala Cantalar
Justo al rebasar Cala Cantalar, la
ladera que encontramos frente a nosotros es una Microrreserva de Flora, espacio
protegido de 1,2 ha .
para la conservación de especies vegetales de interés. En este caso, la “Micro”
del Cabo de las Huertas, tiene como especie principal al Limonium
furfuraceu o Siempreviva
alicantina, una planta de hasta medio metro de altura, que se desarrolla en
suelos pobres y salinos y que en todo el mundo, sólo crece en nuestra
provincia.
Limonium furfuraceu
A finales del invierno podemos encontrar muchas
plantas ya en flor
Moricandia arvensis y Cistus
sp.
En esta zona, con un poco de suerte,
podemos ver un ave totalmente negra a excepción de parte de la cola, que es
blanca. Es la Collalba
Negra (Oenanthe leucura)
una especie frecuente en zonas pedregosas y secas y cuya población europea está
disminuyendo, a pesar de estar protegida y englobada en los niveles de mayor
protección. Su canto nos llegará desde lo alto de alguna roca u otro punto
destacado.
Bajo la bota, en sentido vertical, un resto fósil de una
bioturbación
Comparte este territorio con otras
aves terrestres como Verdecillos (Serinus
serinus), Verderones (Carduelis
chloris) o Jilgueros (Carduelis
carduelis), a los que añaden las numerosas Tórtolas Turcas (Streptopelia decaocto), éstas más
frecuentes en las zonas urbanizadas. Algún Conejo de Monte (Oryctologus cuniculus) se refugia por
aquí, aunque son menos frecuentes en los últimos años.
En las orillas podemos ver aves
limícolas como algunos Correlimos Tridáctilos (Calidris alba) o los Chorlitejos Patinegros (Charadrius alexandrinus) correteando por la arena. En invierno, los
Vuelvepiedras (Arenaria interpres)
hacen lo que indica su nombre, buscar alimento bajo los cantos de la orilla, la
misma actividad que desarrolla, con su larguísimo pico, el Zarapito Trinador (Numenius phaeopus). Algo parecido a un
rayo azulado será lo que muchas veces podamos ver del veloz vuelo del Martín
Pescador (Alcedo atthis) que busca
pequeños pececillos en las zonas de aguas más mansas, para atraparlos con su
pico, que usa como arpón.
La siguiente cala que nos
encontramos es Cala Palmera, desde donde ya podemos ver el faro. Al lado de
tierra, vemos que el suelo se levanta en vertical, formando microacantilados
erosionados, de diferentes alturas y extensiones.
Fotografía nocturna de Cala Palmera. La luz de la izquierda es el faro del
Cabo de las Huertas. La de la derecha corresponde a la Luna.
El oleaje, con mayor o menor fuerza, bate la orilla continuamente
El oleaje, con mayor o menor fuerza, bate la orilla continuamente
En ladera podemos observar cómo la
erosión ha formado una serie de grandes oquedades llamadas “tafonis” por los
geólogos. A una escala mucho menor, podemos ver en algunos puntos, los efectos
del viento sobre los materiales que componen estas lomas, antiguas dunas.
Al llegar al faro, nos encontramos
con que la orilla tiene una curiosa forma dentada, también causada por el
ambiente agresivo. Como los materiales que forman el suelo son diferentes,
resisten mejor o peor a la erosión, creando entrantes de materiales más duros,
mientras que los más blandos, han retrocedido.
Efectos erosivos en la costa
Esta zona es muy buena para observar
aves marinas como Alcatraces Atlánticos (Morus
bassanus), diferentes gaviotas, Charranes Patinegros (Sterna sandvicensis) y Charranes Comunes (Sterna hirundo) así como nuestra ave marina más amenazada, la Pardela Balear (Puffinus mauretanicus). También, con
suerte, es posible avistar delfines.
Alcatraz Atlántico
Gaviotas de Audouin
Gaviota Patiamarilla (Larus michahellis) en la Cala de los Judíos. El ave
estaba intoxicada.
Además, desde aquí, podemos
disfrutar de una buena panorámica de la Playa de San Juan y de muchas de las montañas
alicantinas, culminando al Este con Sierra Helada y la Isla de Benidorm.
Ornitólogos censando
aves marinas desde el Cabo de las Huertas. Al fondo (de izda. a dcha.) se ve:
Cabeçó d’Or, Aitana (nevada), Puig Campana y Bernia.
Detalle del faro.
Detalle del faro.
Este paraje, a pesar del alto grado
de urbanización, mantiene un notable valor paisajístico, biológico y geológico.
Esperemos que se mantenga así para las futuras generaciones, libre de
“adecuaciones ambientales” que suponen realmente sumergirlo todo en metros de
hormigón y asfalto.
Contraluz al atardecer desde el Cabo de las Huertas
Hola, Elías:
ResponderEliminarCompletísimo artículo sobre vuestra costa, me ha parecido muy interesante. Gracias por el esfuerzo que ha debido suponer. También por la combinación de foto documental y descriptiva, con otras donde has buscado la belleza del paisaje.
Saludos desde Mallorca.
Muchas gracias por tu comentario, Juan. Y espero merecer alguno más.
EliminarSaludos para la gente de nuestra otra orilla.
Muchas gracias, Elías. Me ha gustado mucho.
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