jueves, 1 de marzo de 2012

PHOTOSHOP O UNA CÁMARA DE LA LECHE





Algunas veces, cuando muestro alguna de mis fotos a amigos o conocidos, al verla, se inicia un diálogo como el siguiente:

--¡Qué chula! ¿Eso es Photoshop, verdad? -dice mi amigo-.
--No, es una foto sin retoques de ningún tipo.
--Ah… entonces tendrás una cámara de la leche.

Uno se queda hundido. O sea, o eres una máquina con los “trucos” del Photoshop o tienes una cámara de un montón de euros. Que tengas más o menos gusto, formación, estilo… arte, eso no, eso no cuenta para nada. Con el famoso programa o con una cámara de la leche (si tenemos las dos cosas puede ser el acabóse) le damos simplemente al botoncito y sale una foto que alucinas, vamos que a vivir de los premios en los más prestigiosos concursos. La fotografía se queda para muchos reducida a una simple imagen para cuya obtención y resultado sólo cuentan factores digitales.

Pienso que a esta imagen simplona de un arte como este, ha contribuido precisamente la popularización de la fotografía. El individuo cargado con una réflex, angular, zoom, teleobjetivo, trípode, flash y demás trastos no era tan frecuente, especialmente si se trataba de un aficionado, como hoy en día. Ahora son muchas las personas que han encontrado en la fotografía una afición (y que, además, engancha) y le dedican muchas horas. Es también cierto que en no pocos casos, las imágenes que obtienen y el coste del equipo no está en equilibrio, casi siempre por falta de una adecuada formación. Como bien dice mi amigo José Benito Ruiz “no aparece un ser superior y nos toca con el dedo para convertirnos en fotógrafos”, es decir, que aunque tengamos una innata vena artística, es necesario adquirir una formación básica para obtener unos resultados decentes. Claro, podemos decir que cada uno hace lo que quiere, se gasta sus euros cómo le da la gana y a nadie debe rendir cuentas.

Cualquiera es libre de hacer lo que quiera, pero también es verdad que así sólo haremos unas fotos cualquiera.

Y es que esa neceasaria adquisición de conocimientos es continua porque, al igual que cambia el mundo que nos rodea, ha de cambiar nuestra forma de interpretarlo y de captarlo. Así lo entiendo. Me hacen mucha gracia aquellos que ya se consideran en la cúspide del conocimiento fotográfico, en lo más alto de este arte, donde ya nadie más puede aconsejarles y, menos aún, enseñarles. En fin, más fuerte será el trompazo.

El otro día subí una foto a mi Flickr. La idea para hacerla ya la tenía desde hacía tiempo. Sólo había que ir al sitio, ver si era posible y cómo hacerla de la mejor manera. Hubo suerte y la imagen obtenida se acercaba bastante a lo que yo tenía en mente. Una amiga me dijo al verla: "he visto que ya le has buscado las vueltas fotográficas", entendiendo que le había exprimido el jugo al lugar y al sujeto para hacer la foto. Eso es lo que me gusta: ver y pensar cómo y cuándo hacer la foto para que muestre una visión particular (la mía) de algo de mi entorno. Si tengo que hacer algún retoque intento siempre que sea lo mínimo posible y si ese tratamiento ha alterado sustancialmente la imagen, lo advierto. No quiero decir que las fotos no se deban tratar digitalmente ni cual es el límite que puede llegar a que el resultado sea radicalmente distinto al original pero creo que estas imágenes son otra cosa distinta, no lo que yo quiero mostrar. Yo quiero ofrecer algo que es real con mi punto de vista y que lleve mis sensaciones e impresiones.

El día que no sepa hacerlo, me dedicaré al Photoshop o me compraré una cámara de la leche.

 Aquí me pilló mi amigo José Carlos Robles (autor de la foto), pensando cómo hacer la foto en Punta Falcón (Isla de Nueva Tabarca).

9 comentarios:

  1. Pardiez! Coincido con lo apuntado por Elias plenamente. Por cierto, hacia un frío de la leche!
    ¿Lo recuerdas?

    ResponderEliminar
  2. ¿Frío? cobardes ;)
    Elías te cuento una anécdota (que no sé si no habré contado ya):

    Estaba en la playa de la mar Bella de Barcelona con otra amiga esperando a que apareciera la luna llena por el horizonte. Como a ambas nos picó el gusanillo de la fotografía, íbamos pertrechadas con trípode, mandos a distancia además de nuestras queridas cámaras.

    Estando allí a la espera del acontecimiento que queríamos inmortalizar, pasa una turista francesa con su fantástica réflex (mejor que nuestras cámaras, o sea, para nosotras "una cámara de la leche") y nos dice con toda la normalidad del mundo: "Podéis hacerme la foto?, es que yo no sé"

    Se la hicimos (montando su cámara en uno de los trípodes y demostrándole que además del modo automático su cámara tenía más posibilidades), y se fue con un simple gracias sin haber mostrado la más mínima curiosidad por cómo se hacía.

    Así que ya ves, cámara de la leche pero la foto o se la pinta en PS o se la hace alguien porque ella no sabía ;)

    Sigue dándole vueltas a las cosas :*

    ResponderEliminar
  3. Coincido también en la reflexión. Hay que tratar el Photoshop para "revelar" la foto, no para retocarla. Saludos!

    ResponderEliminar
  4. La cuestión al final es cómo utilizar el Photoshop y la "cámara de la leche". No le puedes dar un fórmula 1 a cualquiera que tenga carnet de conducir. Un abrazo, Elías.

    ResponderEliminar
  5. Hola, Elías:

    Para esos momentos, recurre siempre a la cita "no es la cámara, es el camarero".
    El secreto de la formación, al menos desde mi punto de vista, reside en la pasión que nos mueve. Esa pasión es la que nos empuja a buscar los secretos, pasar frío en una noche de invierno sólo para probar el efecto de una determinada exposición o técnica, bucear en internet o desplazarnos a realizar los cursos más variopintos, aunque sólo sea para sacar una conclusión interesante.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me apunto lo de camarero ¡qué bueno!
      Y sobre esta pasión qué contarte que ya no sepas y hayas disfrutado/sufrido.

      Eliminar
  6. Muchas gracias a tod@s por vuestros comentarios. Ya veo que no soy el único que sufre en silencio los efectos del potochop y la cámara de la hostia.
    Qué le vamos a hacer...

    ResponderEliminar
  7. Fantástico Elía, gran artículo. También hay que ser pacientes con las personas porque todos en suma tendemos a simplificar las cosas porque lo complejo da miedo, así que acaban reduciendo la fotografía a Réflex cara o maestro de Photoshop. Lo curioso es que si llevas una Leica seguramente el 80% no te diga que es un camarón y preferiría una 1000D. Eso se soluciona prestándoles la cámara y diciéndoles, "veamos, saca lo mismo que yo saqué". Tengo una amiga que cree que sacar una fotografía es apretar un botón, pero fíjate el caso ella es incapaz de, apretando ese botón, que se vea nada en la imagen.

    ResponderEliminar
  8. Es cierto, la ignorancia es muy atrevida y se da siempre por bueno que una cámara buena hace fotos buenas. Como bien decía Vicente, no se le puede dar un fórmula 1 a todo el que tiene carnet de conducir y pretender que gane una carrera.
    Lo cachondo son los que se empeñan en creérselo y se regodean con su cámara último modelo (que luego pasa meses y meses en el armario) y que sólo sacan para el cumpleaños de algún hijo/sobrino/conyúge etc.
    Ahora que dices lo de la Leica, ya sabes que muchos grandes fotógrafos trabajaron con esas cámaras y con un sólo objetivo (incluso con modelos no réflex) y obtuvieron imágenes extraordinarias. Como bien apuntas, muchos creen que sería mejor una 1000D que una Leica, porque "parece más moderna y más cara".
    Seremos (somos) pacientes, por supuesto, pero es que cada vez que se da la situación me entra la risa.

    ResponderEliminar