Paseo ayer por La Marjal en una tarde
muy ventosa. Las aves se empiezan a emparejar y no paran de tener disputas
territoriales entre ellas. Los aviones
roqueros no han vuelto a aparecer desde el paso de la borrasca Filomena. Esperemos
que se hayan ido a otro lugar donde la meteorología fuera más benigna.
Una hembra de azulón lleva con ella siete patitos
mientras que las gallinetas se
persiguen levando fibras vegetales en el pico. Los zampullines también van en pareja o salen detrás de algún intruso.
Los colirrojos tizones se posan en postes o ramas altas que utilizan
como atalayas. A uno de ellos le puedo ver que lleva una de nuestras anillas.
Colirrojo tizón (sin anilla).
Entre las ramas, más discretos, los petirrojos se mueven incansables. También uno de ellos lleva anilla.
Los estrildas también se dejan ver. 17 de ellos se mueven entre los
carrizos.
Y, cómo no, los gorriones comunes van en busca de
alimento. No desprecian ni el pan que les echan algunos visitantes o partes
blandas del carrizo.
Otro estupendo rato en La
Marjal.
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