El día 5 se celebra el Día
Mundial del Medio Ambiente y de nuevo no abundan las buenas noticias. Ya es no
solo lo que percibimos que ocurre en la naturaleza más cercana, en esas
especies que se van volviendo más raras y escasas, en esos desmanes que se
cometen contra del medio natural y que vemos cuando salimos a dar una vuelta
por nuestros parajes más próximos, también los estudios a mayor escala son los
que, sumando todo lo que pasa, ofrecen una perspectiva poco halagüeña.
A finales de 2020, la Comisión Europea publicó el Informe de la
Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo y al Comité Económico y Social
Europeo sobre el estado de la naturaleza en la Unión Europea, en el que se
analiza el estado y las tendencias de los tipos de hábitats y las especies
regulados por las Directivas de Aves y de Hábitats durante el periodo 2013-2018.
Casi nada va mejor, casi todo
ha ido a peor. Incluso a mucho peor.
No es plan hacer aquí un
resumen exhaustivo (eso sí, os recomiendo que leáis el informe (aquí) aunque
os pegue el bajón) pero estaría bien dejar algunos extractos a modo de
pinceladas:
El 47%
de las especies de aves tiene un
estado poblacional “bueno” (en 2015 era del 52%), un 39% de ellas está considerado como “deficiente” (32%
en 2015).
El 30%
de todas las especies de aves nidificantes
evaluadas presentan una tendencia decreciente a corto plazo.
Sólo
el 15% de las evaluaciones de hábitats
registran un “buen estado de conservación” (16% en 2015). La evaluación como "desfavorable" es del 84% (45% “deficiente” y 36% “malo”, 47% y 30% respectivamente
en 2015).
Los hábitats costeros son los que menos
evaluaciones clasificadas “en buen estado” registran.
La
falta de datos con los nueve hábitats
marinos continúa siendo un problema. Sigue siendo desconocido el estado de
conservación de casi el 26% de los hábitats
marinos de los Estados miembros (frente al 4% de los hábitats terrestres).
La
evolución del estado del 81% de los hábitats
incluidos se clasifica en la categoría de “malo” o “deficiente”. Solo el 9%
muestra tendencias de mejora mientras que el 36% continúa su deterioro.
El 27%
de las evaluaciones de especies
indican un “buen estado” de conservación (23% en 2015). El 63% muestra un
estado “deficiente” o “malo” (60% en 2015).
Los
grupos de especies que cuentan con
un mayor porcentaje “en buen estado” en la UE son los reptiles y las plantas
vasculares (36% y 40%, respectivamente). Casi el 30% de las especies de
moluscos y peces fueron evaluados como “en mal estado”.
Aunque
los peces muestran más tendencias
crecientes que otros grupos de animales, junto a los anfibios presentan el porcentaje más elevado de tendencias al
empeoramiento (cerca del 50%).
Los
avances logrados en la aplicación de
ambas Directivas no han sido suficientes para mejorar la situación.
El
establecimiento de una red de zonas
protegidas plenamente funcional aún está incompleto, en particular en el medio marino.
En su apartado de Conclusiones
podemos leer:
De seguir así, continuará la erosión no
solo de nuestro patrimonio natural compartido, sino también de los servicios
vitales que proporciona, que en última instancia son la base de la salud y
prosperidad.
Una imagen desoladora la que
nos ofrece este documento de la Comisión Europea pero es la que emerge cuando
se acaba nuestro optimismo.
Hay que seguir en la brecha.
Cualquier acción de
conservación es vital, por pequeña que nos pueda parecer.
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