Fin de semana por la comarca
valenciana de Los Serranos y la aragonesa de Gúdar-Javalambre, con la idea de
disfrutar de uno de los cada vez más escasos cielos oscuros, término
que define aquellas zonas donde existe una sobresaliente calidad del cielo
nocturno, sin contaminación lumínica (ver artículo recomendado). Por ello, se
han instalado varios centros de observación astronómica, incluido el Observatorio
Astronómico de Javalambre en el Pico del Buitre y de importancia mundial.
Para los que tenemos menos
conocimientos astronómicos existe Galáctica,
un centro de divulgación e investigación.
Justo en la parte de atrás de
nuestro alojamiento, en una pequeña parcela que bien podría ser una antigua
era, aprovechamos la noche increíblemente clara para hacer fotos nocturnas,
reconocer planetas, estrellas y constelaciones y observar el (ya demasiado invasivo
y frecuente) paso de un grupo de satélites Starlink.
A simple vista, sorprende la "abundancia" de estrellas. Al mirar con los prismáticos resulta increíble la visión y al usar el telescopio puedes ver sin problema detalles como las bandas de Júpiter y sus satélite galileanos.
Lo cierto es que la diferencia
entre un cielo oscuro como ese y el que soportamos en las ciudades es enorme. Aquí
se pueden observar los cuerpos celestes sin ninguna dificultad, con mucha más
definición y detalle sobre un cielo oscuro y profundo. En las ciudades apenas
podemos ver unas pocas estrellas (las más brillantes) sobre un cielo turbio y
blanquecino.
Pero, además de mirar a las estrellas, bajamos la vista y disfrutamos del rico paisaje, de buitres leonados, cuervos y otras aves.
Y si seguimos bajando la vista, nos encontramos con las huellas dejadas por los dinosaurios que habitaron esta región hace millones de años, sin preocuparse de la contaminación lumínica.
Entre las
estrellas que tan nítidamente podrían ver, sin embargo, se escondía el
meteorito que acabaría con ellos.
“Reconociendo
que la calidad del cielo nocturno y, por tanto, el acceso a la luz de las
estrellas, y de cuantos objetos llenan el universo, se está deteriorando en
muchas zonas, que su contemplación se hace cada vez más difícil, y que este
proceso nos enfrenta a la pérdida generalizada de un recurso cultural,
científico y natural con consecuencias imprevisibles.”
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